Noche / Carrusel / Bajo cubierta / No. 249

Pánico o peligro de María Luisa Puga

 

Pánico o peligro
Magdalena Mondragón Aguirre
Siglo XXI Editores
México, 1983 (2014 2a ed.).


Leer a la Ciudad de México es subirse al metro, caminar por sus calles con grafitis mientras un aroma de tacos callejeros con agua de frutas nos lleva de la mano y algún fierroviejero nos dedica una serenata. Para percatarse de la polifonía que compone esta ciudad no hace falta habitarla desde el nacimiento o visitarla por más de unas cuantas horas —no por nada hoy en día sus espacios están siendo documentados en redes sociales que buscan condensar su esencia en tiktoks o reels—. Sin embargo, ningún video ha podido articular la experiencia de la mujer chilanga como la novela Pánico o peligro (1983) de María Luisa Puga. Por la fecha en la que fue escrita la obra y por las redes actuales, es evidente que la Ciudad de México, entonces Distrito Federal, fue, es y seguirá siendo un enigma entrañable y una pesadilla habitable para todas las personas que la vivimos.

La novela de Puga introduce a Susana, una chica de secundaria que, rodeada de sus amigas —cada una tan diferente de la otra que, estoy segura, reflejan el grupo de amigas de muchas niñas citadinas—, se encuentra atrapada entre lo que ella llama “estar pasmada” y el movimiento, es decir, el cambio. Susana crece en la ciudad y tras la muerte de sus padres debe arreglárselas ella sola, aunque a veces en compañía de alguna pareja o de su mejor amiga, Lourdes, con quien comparte departamento y donde se pasa horas quietas, viendo a través de su ventana. La narración es un flujo de conciencia cuasi epistolar, Susana está escribiendo unos “cuadernos” a su actual pareja para que ésta la conozca mejor, lo que hace que sus pensamientos puedan llegar a ser difíciles de seguir. Empero, el estilo que utiliza Puga para su novela no hace más que acercarnos más a su protagonista y a sus sagaces observaciones; como si nosotros fuéramos ese amante al que le escribe tan fervientemente, o mejor aún, como si nosotras, las lectoras, fuéramos la misma Susana.

Al seguir la vida urbana de Susana la vemos cambiar de trabajo varias veces o meterse a clases de inglés por presión de Lourdes, quien la incita a “hacer algo” y dejar su pasividad; la acompañamos —a veces hasta físicamente— cuando se sube y se baja del transporte público y admira la avenida Insurgentes. Como es de imaginarse, ojear esta obra en los mismos lugares que recorre Susana es una delicia; leer la ciudad como fue en los ochenta y reconocerla en esta década es ver una calca con nuevos tonos. El camino que sigue Susana es en ocasiones regido por su contexto, como la violencia que presencia o las relaciones que llegan a su vida; sin embargo, su personaje va creciendo de manera muy sutil: a través de observarse a sí misma, de cuestionarse su lugar dentro de su círculo social y dentro de una ciudad tan intimidante como lo es la Ciudad de México, en donde reina el caos y muchas veces se pierde la voz de lo personal.

Tal es el su desarrollo, que me atrevería a decir que la novela es un ejemplar del género alemán Bildungsroman; incluso, podría llamar a Susana como la Jane Eyre chilanga. Si bien no hay elementos góticos, sí sufre una pérdida que enciende la chispa del deseo de crecimiento enmarcado por un contexto muchas veces hostil. En vez de la imaginaria casa en Thornfield, Pánico o peligro articula el realismo de la Ciudad de México: sus permanentes movimientos sociales, la preocupante presencia extranjera, su infinita inseguridad y su costumbre de dejar a las mujeres en la periferia. En este sentido, la actitud “pasmada” de Susana es delimitada por su lugar en la ventana; su quietud se debe a su rol de espectadora en una ciudad que la desconoce y por ende la malinterpreta. Al parecer, la obra de Puga bien podría ser el Bildungsroman de toda aquella mujer que crece y habita en esta ciudad.

El carácter de la Ciudad de México como ente misceláneo es representado por los demás personajes en la novela, algunos amigos de Susana y otros simplemente conocidos. Cada uno de los personajes es escrito de tal forma que presenta diferentes realidades de la urbe, realidades a las que todas las personas de esta ciudad nos hemos enfrentado o incluso que hemos sido. Las amigas de la protagonista, por ejemplo, muestran a la mujer chilanga en algunos de sus tenores: la joven que busca estabilidad en el matrimonio, la joven que esconde abusos detrás de la belleza y la joven inconforme revolucionaria con miedo a que el sistema capitalista patriarcal la doblegue. No podían faltar, por supuesto, las caracterizaciones de las impacientes trabajadoras del gobierno, de las oficinistas y de alguno que otro jefe simpático y cariñoso. Uno por uno apoyan, desalientan o alteran la vida de Susana de tal manera que cambian su percepción de la realidad, por lo que al mismo tiempo que ella se reconoce en su propia historia, le hace lugar a la de nosotras, las lectoras.

Es de sorprender que Pánico o peligro, aunque galardonada en 1983 con el premio Javier Villaurrutia, no sea parte del canon narrativo junto con Batallas en el desierto de José Emilio Pacheco o a los cronistas de la Ciudad de México. La novela de Puga se propone dentro de la literatura de la capital mexicana con una perspectiva fresca desde lo personal femenino; su resultado, una obra del crecimiento personal de una chilanga que bien puede ser una más que nos encontremos en el metro o que bien puede ser la que vemos reflejada en la ventana del vagón.