Poder ser / No. 234
Niña rabia
El mundo no merece tu llanto.
Tu risa trueno que inunda de luz la casa.
Cuento tus líneas sobre la frente para saber qué te duele tanto.
¿Qué vertiga tu cuerpo por las noches y te hace dormir en posición fetal?
El hábito es, día a día, nuestro beso y la risa.
Pero el dolor nos encascara y a ti te duele un pecho
y a mí me ruge la panza.
No sabemos todavía cómo sanar nuestros malestares.
Sobrevivimos al mundo con amor.
Pero, niña rabia, yo sé que a veces piensas: no es suficiente.
Y yo te pido que resistas, que no te vayas.
Pero tú lloras y me mojas el pecho mientras luchas contra el ahogo.
Y afuera ladran.
Luego pasa la noche, el conejo araña la puerta queriendo salir.
Tú duermes volteada, yo despierto y te miro los pies.
Te busco entre las sombras, algo brilla.
Tu corazón late agitado, yo le quiero dar vuelta para que no se pare.
Me acerco a tu pecho, me abrazas la cabeza, no dices nada.
Pero yo lo sé, niña rabia, que resistes.
Niña rabia que te quedas.