Punto de partida llega con esta edición a su número 200, y celebra cinco décadas de vida, cincuenta años desde aquel diciembre de 1966 en que Margo Glantz, apoyada por Gastón García Cantú, editara la primera revista de este proyecto emblemático de la Universidad Nacional.
Animado siempre por el noble objetivo de dar un espacio a la nueva creación literaria y artística, el proyecto incorporó pronto otras actividades: el concurso universitario que seguimos convocando anualmente —semillero de voces en el quehacer literario del país—, los talleres, entre los cuales recordamos los de Juan Bañuelos, Miguel Donoso Pareja y Augusto Monterroso, y que siguen impartiéndose a cargo de la Dirección de Literatura; los libros colectivos que impulsara Marco Antonio Campos en un esfuerzo loable y productivo por visibilizar a tantos autores… Hoy el proyecto suma una publicación digital —Punto en Línea— que ha logrado difundir el trabajo de muchos jóvenes en el continente, amén de las numerosas antologías de obra de poetas y narradores que pueblan estas páginas, y la serie de libros Ediciones de Punto de Partida.
A propósito de este aniversario, abrimos el Árbol Genealógico con la colaboración de un reconocido escritor que empezó su carrera, a fines de los sesenta, en esta publicación. Me refiero a Agustín Monsreal, quien comparte con nuestros lectores su “Escaparate de pigmeísmos”, minificciones que, según su autor, podrían catalogarse dentro de lo que, en aquellos primeros años de esta revista, se conocía como varia invención.
Siguiendo con la celebración, publicamos un dossier de narradores nacidos en México en los años ochenta, compilado y prologado por su contemporáneo Joel Flores, quien desde 2014 ha realizado un rastreo sistemático de los autores de su generación. El resultado de esta pesquisa son diez cuentos espléndidos, escritos por cuatro mujeres y seis hombres, algunos ya con una carrera prolífica, otros al inicio del camino; todos herederos de una sólida tradición, de la que en buena parte ha sido testigo esta revista.
Los autores antologados por Flores abordan en estos cuentos temas universales desde muy distintas ópticas y maneras. Del tono íntimo —incluso triste— de Abril Posas al narrar la violencia policiaca contra los jóvenes, al crudo retrato de la realidad actual en las piezas de Óscar Guillermo Solano y Raúl Aníbal Sánchez, o la metáfora de la violencia a través del lenguaje cinematográfico en el relato de Gabriela Torres Olivares. De las disecciones a la imposibilidad de la relación de pareja emprendidas por Ave Barrera y Josué Sánchez a la puntual radiografía de la soledad en los textos de Alfredo Núñez Lanz y Gabriel Rodríguez Liceaga. Del agridulce aliento erótico en el cuento de Mariel Iribe Zenil al humor involuntario que confiere Rafael Villegas a su personaje… Diez obras notables acomodadas por el antólogo en una sucesión que contribuye con acierto al ritmo de su lectura.
Mención aparte merece la obra del artista visual Santiago Robles, curada para este número por Christian Barragán. Se trata de una selección de pinturas de la serie Migración, una visión crítica del tema que no podría resultar más adecuada en estos momentos. Al artista, que permitió la reproducción de sus originales a escala de grises, al antólogo y a los autores, nuestro agradecimiento por participar en esta fiesta que, como afirma Joel Flores en su prólogo a propósito de la narrativa de su generación, no se acaba. A la Universidad Nacional Autónoma de México mediante su Dirección de Literatura, casa generosa de este proyecto, va nuestro reconocimento a nombre propio y de las varias generaciones de escritores, artistas y lectores que han formado parte de este esfuerzo desde la segunda mitad del siglo XX.
Feliz aniversario.