Carrusel / Bajo cubierta / No. 246

Leer en el Estado de México: un mosaico de experiencias

El libro y la lectura en el Estado de México
Sofía O. Linares y Roberto Urra (coords.)
El Colegio Mexiquense
México, 2013, 187 pp.


El libro y la lectura en el Estado de México: Un repertorio de saberes es una publicación que reúne distintos textos acerca de cómo se vive el ambiente de la lectura en ese estado de la república mexicana. La recopilación se ordena bajo siete verbos que le brindan sentido al mundo del libro y la lectura: escribir, editar, imprimir, circular, leer, promover e investigar; y todos los autores guardan estrecha relación con estos ejercicios, por lo tanto, podemos encontrar editores, investigadores, bibliotecarios y libreros, entre otros.

La existencia de este repertorio tiene una razón de ser: desde 2022 se desarrolla, con el apoyo de El Colegio Mexiquense, el proyecto "El ecosistema del libro en el Estado de México: Hacia un Observatorio de la Lectura", auspiciado por conahcyt y que, entre otros esfuerzos, busca visibilizar el trabajo de distintos actores de este ecosistema, al tiempo que tiende lazos de comunicación entre ellos. No es una tarea sencilla, pero sí muy necesaria. Esta publicación es el resultado de distintas conversaciones que este proyecto ha llevado a cabo con el fin de conocer, observar y registrar lo que sucede en el Estado de México alrededor de la lectura.

Una de las virtudes de esta publicación es la diversidad de proyectos que presenta, lo que deja claro que, a pesar de la poca difusión, interés o apoyo, hay personas esforzándose en sostener espacios dentro de este ecosistema. Por ejemplo, el texto "El taller de gráfica Rinoceronte Magenta", escrito por el investigador Roberto Urra Sandoval, comparte la cotidianidad de ejercer la impresión gráfica en la comunidad de San Andrés Ocotlán, ubicada al sur de Toluca. Uno de los aspectos en los que más insiste es en el poco o nulo reconocimiento que se le da en el estado a la tradición de la impresión gráfica, relegándola, incluso, a una labor poco importante; a pesar de ello, el taller ha sobrevivido por su compromiso personal con el arte.

Por otro lado, el texto "Libro, grabado y estampa: Taller Biblioteca La Chispa", escrito a seismanos por Ulises Velasco Álvarez, Aline Reyna Rodríguez Ovando y María José Reyes Villavicencio, relata las vicisitudes y el entusiasmo para conformar un espacio destinado a la cultura y música punk; primero en el municipio de Temoaya y después en Santa Ana Tlapaltitlán. En este texto se resalta el valor de la comunidad y la búsqueda constante de espacios autónomos culturales, sobre todo dedicados a los jóvenes. De hecho, los mismos integrantes de este taller fueron los encargados de realizar los siete grabados que acompañan este libro, uno por cada verbo mencionado con anterioridad. "Así, creemos que el ejercicio entre actores, lugares y lectura desde el Estado de México se hizo más tangible", afirman los antologadores en el prólogo.

Otro triunfo de esta publicación es la reflexión sostenida en varios de los textos acerca de la relación que se comparte con la Ciudad de México. Al poner en el centro las prácticas culturales de la gran ciudad, todo lo que se desarrolla en el Estado de México parece estar destinado a la periferia, ¿y qué significa eso? Ana Ximena Jiménez Nava y Jonathan A. Rosas Oseguera intentan dar una respuesta a través de su texto "La lectura de periferia a periferia", donde comparten su experiencia leyendo en el transporte público e invitan a cuestionarse sobre si la condición periférica dejará de existir algún día. O, por ejemplo, Sofía

O. Laines expone en el capítulo "¿Cómo subastar libros en Facebook desde el Edomex" la compleja actividad de comprar y vender libros en esa red social, en parte como una respuesta a la falta de librerías físicas en tierras mexiquenses, lo que transforma de forma definitiva la manera en que muchos mexiquenses adquieren sus libros.

Todos los textos mencionados son un ejemplo de la variedad de testimonios que contiene esta recopilación, testimonios que delinean la vida cultural actual en el Estado de México, algo de lo cual no suele hablarse. Desde la creación de una librería especializada en literatura infantil y juvenil en un mercado de Nezahualcóyotl como lo es Navegui, pasando por la afición de coleccionar ediciones únicas, como lo hace el historiador Javier Eduardo Ramírez López, o de observar las prácticas lectoras de los niños que visitan las bibliotecas, o de los retos que se presentan cuando uno decide ser autor independiente en el Edomex. Todos estos textos forman un mosaico de experiencias que brindan una perspectiva amplia sobre los actores del ecosistema del libro y la lectura, sobre sus necesidades, sus demandas y su convicción por seguir sosteniendo los espacios que han creado, aún en un estado que pareciera desarticulado, inhóspito o carente de estas iniciativas.

Es una publicación que no pasará desapercibida para todas aquellas personas interesadas en el tema de la lectura en el país. Sobre todo, puedo asegurar que interesará especialmente a los lectores del Estado de México; ya que, como yo, podrán sentirse representados y valorados en su ejercicio lector.