Más allá / No. 245
La espera
Me ha bebido entera,
noche tras noche,
un fantasma.
Durante los últimos cinco años.
Me ha embrujado desde entonces
este hábito de dormir desnuda,
enterrada hasta el cuello
de primavera.
Esta tarde he observado una sombra
flotar sobre la tierra
y arrastrar sus plantas limpias
por un sendero de agua silenciosa.
La luna tiene un olor a hierba fresca,
a tinte de licor nocturno,
a ropa húmeda que cuelga de un lazo.
He mirado cincuenta gorriones
comer migajas
de mis ojos abiertos.
Este fenómeno ocurre una vez
cada cinco mil años.
El fantasma tiene
una sonrisa roja en el rostro
y las manos oscuras cubiertas de plata.
Una boca del tamaño
de cinco mil abejas para devorarme.
Aguardaré esta noche su llegada,
trémula de espanto.
Puedo escuchar
sus huesos deslizarse
a través del silencio de la madrugada.