fiesta / No. 250

Una vida sinfónica

Ian Castelo


Al terminar de leer Opus Gelber. Retrato de un pianista (2019), de la escritora y periodista argentina Leila Guerriero, regreso irremediablemente a la primera página, aquella en la que descubro un fascinante, sofisticado, excéntrico y exuberante mundo contenido en el doceavo piso de un edificio de Buenos Aires. Caigo en la cuenta, al retornar a ese párrafo inicial, de que la autora se explaya en relatar el barroquismo hogareño del departamento del músico argentino Bruno Leonardo Gelber (1941) —considerado uno de los cien mejores pianistas del siglo XX— porque es un reflejo cristalino del alma del músico, acaso el intento más atinado y más breve por describirlo. Porque este perfil periodístico sólo pretende una cosa: desentrañar la compleja figura de Gelber.

Guerriero accede a la cotidianidad de Bruno Gelber, a quien llega a definir como "un victoriano en el siglo XXI", con la perspicacia de un águila. El músico argentino le permite entrar a su departamento, la invita a cenas fastuosas a las que acuden periodistas famosos y duquesas europeas, la recibe en su estudio mientras imparte clase a uno de sus alumnos, y Leila, con la voluntad de una periodista que se aferra a develar los secretos de su personaje, logra desenterrar anécdotas y palabras (como cuando se refiere al "novio" que tuvo en su juventud) de boca del mismo Bruno Gelber que, durante muchos meses, mantenía escondidas, amparadas bajo la ambigüedad de una intimidad que no terminará de develarse por completo.

El mérito de este enorme trabajo periodístico-literario es que descubrimos a la persona que desfila detrás del personaje que se sube en frac al escenario y desde su "centro vital" —como Bruno suele llamarle a la región de donde proviene la quintaesencia de la interpretación de los conciertos para piano— presiona las notas del cuerpo de su elegante marido, vestido de teclas blancas y negras.

Sin que se caiga en ningún momento su ávida —acaso fría, metódica, distante— lupa periodística, la autora nos permite acompañarla, en primera persona, en su travesía hacia el interior de Bruno Gelber, un hombre cuya vida emerge como una melodía sinfónica: compuesta de una compleja composición orquestal que hace de Gelber un personaje contradictorio, generoso, talentoso, divertido, repetitivo en sus frases y anécdotas, obsesionado con la belleza del cuerpo humano, y voluptuoso hasta en la manera de agarrar con sus dedos los alfajores y budines.

Leila Guerriero tiñe con pinceladas realistas, sustentadas por entrevistas e investigación documental, a un personaje cuyo enigma, en apariencia, no va más allá de ser un pianista exitoso, atormentado por la polio cuando era niño, enfermedad que ha atravesado distintas aristas de su pueril y vanidosa personalidad.

Sin embargo, mientras la escritora penetra más a fondo en el cotidiano acontecer de Gelber, nos hace abrir los ojos para descubrir que, desde su nacimiento, su vida ha fluido como una composición sinfónica, acaso equiparable a un concierto de cualquiera de sus predilectos: Rachmáninov, Beethoven, Chopin, Tchaikovski, Schumann o Brahms, con la única diferencia de que, en la sinfonía Gelber, no todas las notas palpitan en la superficie porque algunas prefieren mantenerse ocultas, sumergidas bajo el océano que ha sido su existencia.

En el cuento de Augusto Monterroso, "Sinfonía concluida", el narrador nos relata que un viejo organista de Guatemala descubre los dos movimientos finales de la "sinfonía inconclusa" de Schubert, pero su hallazgo resulta ser más un hecho condenable que un mérito celebratorio. Y de la misma forma que ocurre con la composición "incompleta" del músico austriaco, considero que resulta más hechizante reconocer que cuando uno cierra el libro todavía palpitan sutiles misterios sobre la figura de Bruno Gelber que no deben ser develados, cosa que Leila comprendió hasta la última página, lo cual no pone en duda el agudo sentido periodístico de la autora; por el contrario, este perfil confirma aquello que decía Julio Scherer García acerca de que el periodismo se asemeja a la humedad y al viento.

Lo maravilloso de este retrato radica en que uno termina de leerlo y los pequeños enigmas titilan por su propia fuerza. Me resulta increíble pensar en la pregunta que, acaso para Leila y para todos sus lectores, nos mantiene siempre en intriga: ¿qué hará Bruno Gelber cuando ella está a punto de entrar a su departamento?





Ian Castelo (Ciudad Nezahualcóyotl, 2001). Egresado de la licenciatura en Comunicación por la UNAM. Ha escrito artículos de literatura y cine para Gaceta Veintidós, Cultura con Polakas y ha publicado en la revista PENUMBRIA. Actualmente, cursa un seminario de Literatura en FES Acatlán.