No. 142/EL RESEÑARIO |
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Hacia la permanencia de lo fugitivo
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Iván Cruz Osorio |
Luis Paniagua
Es inevitable la sensación de vértigo, de movimiento, de búsqueda, que se puede hallar en la lectura de Los pasos del visitante. Quizá esta sensación se justifica porque cada poema resulta una indagación continua para asir ciertas esencias como el amor, la melancolía, los sueños, la muerte, la otredad, y sobre todo el tiempo. En esta búsqueda, Luis Paniagua (San Pablo Pejo, Guanajuato, 1979) es heredero de una larga tradición de poetas mexicanos que han develado la poesía en las cosas del mundo exterior, en la naturaleza, en los objetos que nos rodean; que han podido desprender los secretos del tiempo en el breve lapso de un amanecer o la muerte dentro de un vaso de agua o los sueños en una tormenta de nieve. Paniagua pertenece a esta ralea de poetas-magos que pueden capturar la esencia de lo inasible, que pueden acercarse a lo fugitivo y otorgarle un nombre inédito.
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Es evidente una búsqueda de representar el paso del tiempo vía el mar, que finalmente da como resultado el hallazgo de una otredad, de un otro “yo” inasible, pero no ficticio. Luis Paniagua, cercano a una poesía metafísica, nos muestra un paso del tiempo visible en el mar, concebible en las olas, en el agua. En el libro los elementos tangibles con los que el poeta apresa lo fugitivo son el mar, el calor, el sol, una hamaca, en fin, los largos paisajes en la memoria de un visitante, distribuidos en los tres cuadernillos que componen el libro. En estos tres momentos podemos encontrar a la poesía como esa luz que revela matices sorprendentes en todo aquello que ilumina; así el mar, si bien invocado en grandes poemas desde Homero, cobra nuevos matices:
El primer cuadernillo de Los pasos del visitante —“Croquis sobre el mar”— es un viaje que intenta develarnos una visión del mar, una visión de varios de los elementos marítimos, que nos llevarán a encontrarnos con que ese mar es una red mágica que puede asir emociones, miedos, esencias. De esta forma el mar puede ser un “quieto sueño”, “un dibujo”, un testigo silencioso, una “tremenda bestia” que prepara el naufragio de las naves, el tiempo, la tinta con que se escriben estos poemas o simplemente agua. Estas concreciones hechas mediante imágenes sutiles, que al momento de la lectura no dan tiempo para reflexionar sobre ellas cuando ya están presentes en nuestra mente, son ejemplos justos de la poesía de imágenes con una intención de profundizar en torno al ser humano. Las imágenes de Paniagua son relámpagos precisos en la mente del lector, relámpagos que permiten representar el universo mental y emocional del hombre. Si bien la poesía mexicana tiene una larga tradición de grandes creadores de poemas de imágenes, cabe señalar que en los últimos años ha habido una estampida de malos imitadores de los elementos metafóricos de Octavio Paz y José Gorostiza, que han hecho imágenes por el simple hecho de hacer imágenes, poemas de la imagen por la imagen, sin nada que sustente la existencia de esas imágenes, simples postales que han terminado por desgastar esta veta. Por eso la importancia de la aparición de Los pasos del visitante, ya que en sus poemas devuelve al lector actual la confianza en este tipo de poesía.
En el segundo cuadernillo, titulado “Las habitaciones de abril”, la voz poética nos ubica en un ambiente más intimo; se trazan las siluetas de una pareja, de la convivencia durante un calor externo e interno abrasador y omnipresente:
Los pasos continúan, hemos llegado a esta estación del calor, íntima, donde el amor se presenta y es apresado mediante los cuerpos. El mar nunca desaparece, los pasos del visitante transcurren en la playa, en las habitaciones, en la arena, en todo ese mundo de los litorales; en estos poemas no hay imágenes gratuitas, detrás de cada imagen hay una búsqueda lúcida por develar los quehaceres del amor:
En esta sección del poemario cabe destacar dos características formales: en principio, que se utiliza el poema en prosa, lo que permite entrar a la voz poética en un tono más narrativo, consecuente con la historia de pareja que nos está contando. En segundo lugar, que se usan notas al pie en los poemas, notas que resultan ser otro poema que se desprende del poema mayor. Este elemento crea una nueva atmósfera rica en significaciones, estamos pues ante poemas que se abren a nuevas interpretaciones, poemas que se ahondan en otros poemas:
3Amanecer de descubrimientos
En el último cuadernillo, "Las lenguas de la arena", los pasos nos llevan a elementos de los litorales como un faro, una palapa, una playa; nos develan lo que hay detrás de estos poemas que iluminan no sólo los sitios del mar, de las costas, sino también los asideros del amor, del paso del tiempo, de las esencias, detrás de todo esto está la melancolía. |