Concurso 50 / No. 217

Truco
Poesía: Primer premio






Cordilleras

Hay un valle y ciudades
desparramadas creciendo atónitas
como crecen las casas sin control
de natalidad, a medida que nacen
los bastardos de una familia lumpen
cuyos miembros mueren a traición
y caen de hambre
uno a uno ateridos en un rincón
del tianguis más poblado del planeta,
o la cordillera de la mente
o la cordillera de tu juventud
que no divide nada salvo
el promedio mensual de coitos
posibles
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
Cordillera hecha de restos de tortillas
y mariguana aceitosa
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
Cordillera convertida en lago
y lago convertido
en basural


Chimalpopoca

Construyeron un estacionamiento
predecible
60 pesos las 12 horas
dicen
en Chimalpopoca
madre quedó
impecable ahí
donde alguna vez
ya saben valió
la pena el gran alarde
vigilia y organización
tumultuosa
de la sociedad civil
los pelos
pringosos de taiwanesas
infatigables
hoy
adheridos al pavimento


Truco

Todo rasgo de inocencia y desprotección
en la muchacha sentada al borde
de este parquecillo de sauces podridos
y potenciales violadores
se borra
cuando en su boca aparece un gíter
y el humo como en un truco de magia
nos da una versión fugaz
de lo real


Insurgentes Sur

He perdido una música
Irene Gruss

Por aquí pasaron peseros
atiborrados de oyentes
eternos rumbo a ceú, y Peguero
escribió un poema en prosa
donde aparecía una niebla
                             como la de Arlt
que nos trozaría la garganta
                             en pedazos
flotantes como huiros en un charco de gasolina.

Por aquí los mismos oyentes
sin tiras de materias ni credencial
pasaron de regreso rumbo al norte
a comer tortillas y beber Lulú en casas agrietadas
por el rayo telúrico
que nos deja en estado de calacas insomnes
                                               ante cualquier vaivén.
Por aquí los peseros dejaron de pasar
y los oyentes eternos de ceú
                                               esa plaga inextinguible
ahora observan diversas pantallas sin lenguaje
agachados dentro de unas bestias rojas
entre cafeterías cozy, vitrinas vintage
y navega gratis.

Porque el grano de maíz se diluyó
en Insurgentes Sur
y con él volaron los cabarets de acróbatas (Fahrenheit 69),
los cigarros sueltos, tu país,
                                              el poema de Peguero.
Hacinado entre vidrios polarizados
                                              y megafarmacias,
Siqueiros estira sus dos manos
no sabemos si pidiendo limosna
                                              u ofreciendo el vacío.


¿Le has visto?

y si eres tú la del cartel
y si eres tú la del mentón ovalado
y tez oscura
y complexión delgada
y chamarra de mezclilla
y señas particulares
y si eres tú
amor
vista por última vez
en esta esquina


Aspecto de la colonia Obrera

Postes de luz inclinados
por el cablerío anárquico
y cierto dudoso orden en el caos
(el dealer apostado a diario
en el puesto de películas,
sustancias de colores
perfectamente alineadas
esperando la noche).
La muerte por herida de bala
del joven taquero es un incidente menor
voceado con recelo por la prensa barrial.
Vivimos en un viejo pueblo de México
muy alejado de la literatura nacional
salvo por la continua producción
de bastardos.
La Liga del Silencio ha pasado a la clandestinidad
y ronronea entre llantas de coches deshuesados
sin más alimento que el peligro.
Ni Rousseau ni la filosofía sirven
cuando en cada esquina leemos la advertencia:
linchamiento.
Travestis defienden hacia Tlalpan
un tratado de paz a punta de cuchillos
entre hoteles e imprentas que vomitarán
nuestra próxima autoedición desesperada.
Los talleres de poesía tiemblan
ante el verso limosnero del borracho de la esquina
y nadie se extrañe si la loca del piyama
que aprendió de memoria todos sus poemas
aparece en el anuncio de desaparecidas.
Ahora mismo alguien inscribe
la consigna patria con un largo meado
sobre el pavimento. El resto viene a ser:
maíz crepitante y rugir de motores
desarmados y rearmados en segundos:
un pit stop de la F1.

Mejor no hagan películas de la Obrera
y dejen en paz este territorio beligerante.
La sana convivencia se alimenta de extorsiones
o de lo contrario: se sospecha.
Bien entrada la noche
verduleros dictan cátedra sobre economía
y suben los precios como una distracción sin culpa
mientras alguien en la tele se sacude
una vaga amenaza inflacionaria.

Al rito del próximo temblor asistiremos
con coca altamente rebajada y culos
de vino: saltos de párpado y música concreta
como único lenguaje de una vida
en pelotas.


Mensajería instantánea

Roberto Arlt murió en 1942,
le escribo por mensajería instantánea
a un amigo de la infancia.
Mi madre nació en 1943, me responde
de inmediato. Y sin embargo
también ella está muerta:
nadie lo dice pero la sentencia
y un rostro de facciones angulosas, lejano,
me aparecen en la pantalla.
¿Se emocionan los celulares al percibir
el sudor digital? ¿Se llaman entre ellos,
como pensaba Ginsberg el paranoico?
Quería decir algo sobre las últimas palabras
de Haffner, demasiado tarde ya para invocarlas.
Hay un silencio prolongado,
la pantalla está vacía después de aquel "1943".
Casi puedo escuchar el latido de mi amigo
como el ritmo entrecortado de la resignación.


                                       (Desajuste)

En toda casa habita un espacio
capaz de cernirse
sobre el tiempo luminoso

en un sartén viejo
se esparce a veces la inminencia
de una bronca
y hay marcos de ventana
que palpitan la miseria

(el poema quizá
funcione así

en una sola palabra
o en una sola coma
o en algo

vive la potencia
de su calamidad)


Tlatelolco

Cualquiera de estos días
desaparezco Eje Central arriba
y te busco
con miedo a no reconocernos
como en el tango
como si fuera posible un tango
entre tanta conmemoración
y turismo de la memoria
Tlatelolco igual
ajustaremos cuentas
sobre alguna explanada
o en la oscuridad de un elevador descompuesto
Tlatelolco
cualquiera de estos días


                                       Artificios

El poema es un artificio:
el ruso que lo dijo tenía ante sí el fotograma
de un cine consumido por las llamas
del enemigo, en una ciudad donde las púas
salían desde las gargantas para meterse
en otras gargantas;
también deben existir prótesis ortopédicas
que se trenzan a golpes cuando están solas
o maniquíes que intentan desesperados
horadarse el pecho
para comprobar si el corazón es acaso
nuestro pequeño vacío


                                       Oculto

                               Vivir en el error
                               al suponer un lado oculto
                               como el pliegue
                               que traemos pegado, más bien
                               hay ciertas opacidades
                               que nos cobijan
                               dimensiones incomprensibles
                               para estirar los pies
                               y pensar por ejemplo
                               en paisajes de niebla