Uno de los usos que tiene la palabra tiento se refiere al bastón que usan los ciegos para guiarse y que, por el sonido que produce al contacto con las cosas, marca la ruta que deben seguir.
Tiento no es un libro de poemas, es un bastón de ciego que choca con otros objetos, los hace sonar y, entonces, indica el sentido. Esto no es un libro de poemas, tam-poco un poema. Es algo más complejo, es una herramienta creada para que resuene con otros objetos.
Otro de los usos que tiene la palabra tiento significa reserva, la delicadeza con la que se realiza una indagación. Se pregunta con delicadeza. Se interroga con reservas. Tiento es una caricia que busca indagar sobre el sentido.
Si la poesía en lengua española será algo, lo será de acuerdo con asumir su pertinencia. Es decir, si el poema debe tener un lugar entre los objetos que pueblan el mundo y significar activamente hasta el día de hoy, debe ser un objeto pertinente. Un objeto necesario. En medio de un océano de objetos inútiles, de necesidades creadas, la posibilidad de convivencia con la poesía está en la apropiación de un senti-do que revele lo necesario de su práctica.
Consciente de este reto, Rocío Cerón apuesta por una pertinencia múltiple. El poema vale como objeto y vale como guía de colisión con otros objetos.
Ante el exceso de la lírica, los proyectos de Cerón se han deslizado hacia una impronta de multidisciplinariedad. El objeto en colisión y resonancia con los otros objetos: música, escritura de la música, fotografía, video, performance. Una especie de poesía total, en el sentido wagneriano de la escenificación. Todos los elementos for-man parte de un discurso totalizador y son leídos en su propio código. La suma de códigos permite otra dimensión del sentido.
En esta ocasión los poemas son un trenzado de historias que forman una genealogía: abuela, madre e hija que juegan con el tiempo verbal por lo que su relato se vuelve único y parte de una cadena. Tres mujeres que inician un viaje por los Balcanes y hacen recuento del transcurrir en Sonora. Esos tres nudos que expresan presencia son parte de la Historia con mayúsculas: masculina, violenta y ligada a la economía; el mundo femenino es un reflejo de esta Historia. Pero en el margen es donde se puede entender la necesidad del relato: los nudos, que son los espacios femeninos del relato, son también los momentos en que se adquiere conciencia de la pertenencia: sólo en el margen se entiende la identidad y la otredad. En ese límite entre la inercia del viaje y la promesa incumplida de América, la otra América aparece tachada, borrada. Las estaciones del viaje son motivo de examen y recuento: la permanente ausencia del padre, que es la herida inicial, el clan matriarcal que señalará el nuevo asentamiento.
De ahí que se pretenda una poesía total; se trata de poemas que son relatos, que son colisiones con la música, con las fotografías, con el video. Tiento es todo eso, una suma de sentidos, de lenguajes que no necesariamente se corresponden, y que en la intromisión a los otros códigos, no siempre se alteran. Tiento es una guía resonante para los nuevos días de la ceguera.
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Luis Alberto Arellano (Querétaro, 1976). Poeta, ensayista y editor. Autor de los libros Erradumbre (Mantis Editores, 2003) y De pájaros raíces el deseo / D’oiseaux racines le désir (Écrits des Forges/Mantis Editores, 2006). Sus poemas, traducciones y ensayos han aparecido en una veintena de revistas y periódicos nacionales. Es coautor de la antología de poesía queretana Esos que no hablan pero están (Fondo Editorial de Querétaro, 2003). Ha sido becario, en cuatro ocasiones, del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, y actualmente lo es del programa Jóvenes Creadores, del Fonca. Coordina el Seminario de Creación Literaria del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.
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