EDITORIAL/No. 188



 

Como ya es costumbre, Punto de partida dedica su último número del año a la literatura del país invitado a la Feria del Libro de Guadalajara, que en esta ocasión es Argentina. A propósito de tal dedicatoria se han publicado varias antologías por parte de editoriales públicas y privadas, y dada la tradición y el arraigo de las letras argentinas en nuestro país, me atrevo a afirmar que esta empresa ha sido especialmente gozosa. O al menos así lo ha sido para quienes hemos trabajado en esta edición que presenta una muestra de cuento actual preparada por el narrador, editor y periodista Salvador Biedma.

Biedma plantea en su prólogo que una antología puede entenderse como el mapa de un territorio mucho más vasto, y se enruta a partir de ahí por los caminos de la literatura argentina reciente, sus miras, su linaje, en un ejercicio que enmarca con claridad y suficiencia a los autores presentados. En su análisis y en su muestra, el compilador rebasa los confines geográficos que nos son familiares —Buenos Aires y Córdoba— , y nos cuenta de algunos proyectos de circulación local de los que difícilmente tendríamos noticias.

El grupo de escritores elegido es misceláneo, y, como afirma el antólogo, la selección fue realizada “tratando de mantener cierta proporción entre varones y mujeres, entre quienes ya tienen un reconocimiento a nivel nacional o incluso internacional y quienes aún no son conocidos […] aunque siempre lo central fue elegir buenos cuentos”. Cumple con creces su objetivo: el resultado de su esfuerzo son diez muy buenos cuentos de sendos narradores nacidos entre 1973 y 1989.

Los cuentos seleccionados por Biedma son muestra de propuestas estéticas distintas, de registros y estilos varios. Sin embargo, comparten rasgos como la fortaleza de sus historias y la potencia de las imágenes: el encuentro de una niña relegada y un “hombre sin suerte” (Schweblin), la masculinidad encarnada en un tapir abierto en canal (Quirós), la experiencia real y atroz de un falso fusilamiento (Neuman); la memoria colectiva que se hace presencia ineludible en los primeros escarceos amorosos de una adolescente (Enriquez); un imposible elefante abandonado en un baldío —eslabón de una historia de amor también imposible— (Falco), entre otras historias que hacen de esta selección un conjunto trascendente, una punta de iceberg de un movimiento literario fuerte como pocos en Latinoamérica.

Para abrir, en la sección Del Árbol Genealógico, Biedma escogió una pieza notable de un autor que es, además de escritor renombrado, un reconocido cineasta: Martín Rejtman. Su cuento “El pasado” es la entrada perfecta a la obra de estos autores. Para cerrar la muestra, dos reseñas a libros publicados en Argentina por autores del país: María M. Lobo y Pablo Natale, leídos por Daniel Gigena e Ivana Romero.

La ilustración del número, tanto en interiores como en portada, es obra del artista Santiago Caruso, transferida al blanco y negro. La fuerza de estas imágenes se suma y complementa el contenido literario. A él, a los autores incluidos, a las editoriales que autorizaron la publicación de algunos de los cuentos y, desde luego, a Salvador Biedma, no me queda más que expresar nuestro agradecimiento. Su trabajo da por resultado este número especial de Punto de partida.

 

Carmina Estrada