Literatura emergente de Querétaro / No. 208
 
Querétaro, 1987






Yo tan SÍNDROME DE ABANDONO
Y tú queriéndote marchar muy lejos.
Me he conocido en terapia
tengo miedo.



YO
Soy poseedora
De un humor callado,
De unas piernas cortas,
De una tristeza descalabrada en ratos,
Apacible y temerosa;
Miedo tengo de mi propia sombra,
De los sonidos muy cercanos,
De los hombres de humor altivo y lengua larga,
Y aun así existo.



¿A DÓNDE TE VAS, MAMÁ?
si la tienda está muy lejos
y las arañas me buscan los chamorros
cuando me dejas,
                                                y me da miedo.
Además,
qué tal que te atropella un carro
o que te vuelve a nalguear el tipo de la bicicleta
¿y si se te caen las cocas?
O si no te alcanza el dinero para pagarle al wero
y luego lloras,
o ríes
o lloras
y me quedo sola nuevamente.
Piensa bien, mamá, qué vas a hacer cuando cruces la banqueta.



TU CUERPO,
línea seductora
avivada
por el sol
que te adorna
con perlas acuosas
y llena tu epidermis
y moja tu melena,
a mediodía
para deleite mío
y de los astros.

El carrusel de los años
me tiene encallado
en la playa,
colmando de miel mis ojos
en mi imaginación temprana,
calculando mi masculinidad
con los pulgares
y delirando en dejarte nunca;
estoy rebosante de anhelo
y de canciones cursis
que el colchón enloquecido
grita conmigo
al pensarte cerca.

No te acuerdas ya
de la otra noche
en que fuere espectador
del milagro de tu seno
resurgiendo en la espesura
del negro absoluto
como un botón
de flor rosácea,
pensado hasta entonces marchito,
olvidado,
perteneciente a otro
que te ha dejado sola.

No comprendo algunas cosas,
entre ellas
el descuido,
de tenerte en una casa
abandonada,
en la indiferencia de la ropa tendida
que robo para oler
y poder pasar las noches
que en los estertores de mi edad
me tienen como poseído
asustando a vecinos y a mi madre.

No entiendo
el silencio paterno
al que ahora perteneces,
y que los hombres
transgreden
porque somos ruines
ansiosos del favor que traen tus piernas
cuando andan en el polvo
de esta ciudad vieja,
ni la rivalidad
que le despiertas a la esposa del dentista,
a la mujer de las verduras,
y a la de la ropa vieja,
si saben que sus maridos
son seres repugnantes
con caras de payasos perversos,
cuyo afán es poseer
el monumento que eres
¿guerra?

Yo qué sé;
Sólo trae
gente desde lejos
para lidiar
con nuestro propio absurdo
y el deseo de pertenencia
y la estupidez
de la que sólo mi padre se percata
y que mientras tanto
sueltan como perros
sus aviones
para que tapen el sol que te calienta
y los detesto
por ser como aves que en la selva
andan en busca de carroña
y se llevan a los viejos
a los sordos
a los sordos viejos
que tú amas
y por quienes yo siento pena.

No te caigas,
no dejes que el ostracismo
te lleve con las putas,
conserva tu mirada gacha
y envuélvete como las viudas
con el ropón de la angustia,
hasta que me llegue el tiempo
para reclamarte mía
y que dejes de corresponder al pueblo
que te arrastra con las malas
con las perdidas.

Sé que irá en saco roto
todo esto que te digo,
sé que venderás tus cabellos
por azúcar y café,
sé que algunos
conocerán tus hombros
y pies desnudos,
y se aprovecharán de ti,
hasta que un buen día
ondeemos
los brazos en el viento
mientras tú duermes
con diminuta ropa
en tono piel,
y al resguardo del descuido,
se abalancen en tu lecho
para que entiendas
que llevas en el cuerpo
el más grave
de todos los pecados,
que es
ser buena,
bella,
idolatrada,
y que entiendas
que hay normas
establecidas en la arena
y que ninguna brisa
o carro tanque borran,
y que tu falta
no terminará de cobrarse
sino hasta el día
en que un muerto
vuelva a caminar en vida
y sea capaz de regresarte
a casa.

 



Janis Jacobo. Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro. Ha publicado poesía y narrativa en medios digitales e impresos tales como el Suplemento Panóptico del semanario Tribuna de Querétaro, La Rabia del Axolotl, Revista El Humo, Aeroletras, Prosvet, El Periódico de las Señoras. Participó en el Encuentro “Lumbre entre las hojas” (ediciones 2016, 2018), entre otros eventos culturales. Formó parte del Colectivo Poético Lengua Suelta, en el estado de Querétaro, y aparece en la antología Por qué escribo (Gris Tormenta, 2017). Cuenta con los poemarios Venimos de gente mala (Ediciones El Humo, 2016) y Manejo responsable de sustancias (Ediciones El Humo, 2017).