No. 148/POESÍA

 
Poemas


Xitlálitl Rodríguez Mendoza



ALGUIEN DENTRO de ti me está enseñando
cómo mueren los que saben que mueren,
los que han medido el tiempo con la paciencia de un molino.

Eres clara y tibia como tu mano sobre mi frente
dentro te crece un lago.
Lo escucho alimentarse sigilosamente de tu carne
como en la pisca de un grano oscuro y liviano.

Mientras, nos cosemos la boca con la letanía de una vida pasada
para no dormir a la intemperie.
Sabes que soy sorda, que el alfabeto me vino de retina,
que sólo hablo de imágenes descarriladas
porque tus ojos me reflejan.

Fuera de ti hay un olor a tres paredes y media
y el sonido es una puerta que no abre.

Es necesario repetir lo que muere de los que saben que mueren
desde alguien dentro de mí, para alguien dentro…



SIRVO MIS OJOS al espejo que ventila una habitación sin muebles.
Ahora, desde mi cabello escondido del aliento del polvo,
son lo único que me pertenece.

Ni estas manos ajadas
que se esparcen en pilas de agua dura y fría.
El hueco en casa ajena
es el ala que da una orden para escuchar crujir la madera.
Entre ellos aprendo a vivir, como lluvia en barco de papel.

Mis pasos son ecos de una alfombra imaginaria
nadie percibe mi llegada a las sombras más astutas y milenarias.

Esta casa respira por donde nosotros escondemos las cadencias infantiles

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NO SOY MÁS que el copo de aire
expiado por una palabra:
un nombre de calle vacía.
Todo me viene con lentitud de luz blanca.
abro la boca y me viene un canto de duelo.
Ando por la tarde como por una góndola.
Hay que cerrar el llanto para reconocerse
construir un muro y abrirlo con espejos.
Hay en el fondo de esta pared a la que llamo
una simulación de mi rostro
—hueco y húmedo—
esperando a ser derribado por la lluvia.
Pero el tiempo que me sostiene
—como se sostiene la ruina de una fuente—
es largo y sonoro.
En él duermo como en un jardín iluminado de tábanos
y adornado con los caminos frutales que tus sílabas echaron al viento.

El mundo se bambolea contigo como aroma de vino.
Tendida desde el pasto subo a tu puerta:
hay un roble galopando en el pastizal de tu mirada.

Somos una casa de gravedades furiosas
que busca azotar el piso con el portento de sus memorias:
basta posar el pie sobre un ave imaginaria
para volverla real.

Pero no soy más que el copo de aire
expirado por una palabra:
un nombre de calle vacía
por donde el viento demolido
de sí mismo respira.



MIS MANOS son dos garzas de madera
            suspendidas.

Cuando el lago sube al aire, se transforma en aire.

 

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Xitlálitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara, Jalisco, 1982). Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. En 2004-2005 fue estudiante de intercambio en la Universidad de Rennes 2 Haute-Bretagne. Ha publicado en revistas literarias como Luvina de la Universidad de Guadalajara y Armas y Letras de la Universidad de Nuevo León, entre otras. Aparece en la Antología poesía viva de Jalisco (Conaculta/Secretaría de Cultura de Jalisco/Universidad de Guadalajara, 2002). Forma parte del consejo editorial de la revista literaria Reverso. Actualmente es asistente de producción en Tierra Adentro y redactora en el periódico Milenio. Es autora de Polvo Lugar (La Zonámbula, 2007).