No. 126/DEL ÁRBOL GENEALÓGICO

 
Las llamadas del grillo (fragmento)






La noche habitada de sonidos
parece hablar un idioma lejano
hecho de letras que desconocemos
cuando una inicial algarabía cesa
interrumpida como de golpe
algunos obstinados insectos
como gargantas obstinadas
siguen cantando
y su canto es tan oscuro como la noche
incomprensible e inquietante
rumor de grillos
como llamadas de teléfono
que nunca llegan
o no son para nosotros
abandonados en esa espera
en una casa que no tiene línea
ni siquiera número
que no recibe correspondencia
y a la que esa sinfonía nocturna
cerca sin saber que hace mucho
tú rendiste la ciudadela

En cada grillo
levantas un teléfono que no existe
escuchas una voz que no es a ti a quien habla
y la escuchas sin juzgar
sin pensar que es injusto el mundo hasta en su belleza
que su música no la toca para todos
prefieres fijar tu atención en sus acordes
no perder la calma aunque pierdas la esperanza
tu vida es tu espera al otro lado del teléfono
al otro lado del grillo que escapa entre tus manos
con una sensación de desagrado
que no se corresponde con su canto
que tampoco se corresponde con tu tacto
lejos de toda caricia
se pierde entre el follaje
de una noche como cualquier otra
tan igual que hasta cantan los grillos
ajenos a tu espera

Preferirías que se callaran
parece que se burlan de ti en su bullicio
ignorar por un momento —por una noche—
que el tiempo sigue sin que tú lo sigas
que tú mismo sigues sin que ella te siga
sin querer seguir si no es contigo
preferirías que se callaran
para ya no contestar a su llamado
pues no es la llama que te enciende la que llama
esa otra imposible ya como la muerte
y que se vuelve triste martilleo de lo que antes
—antes de qué— celebrarías
dejando sonar una llamada que no es para ti
porque ella está a tu lado
entonces celebrarías la música de las esferas
la de esos grillos tan evidentes como el silencio
y que ahora tomas como una bocina
los confundes te los llevas al oído
como te llevarías un revólver
y entran también como entraría una bala
si el disparo fuera como el de los grillos canto

De nada sirve taparse los oídos
no dejarías de oír el canto de los grillos
no dejaría de entrar la bala si la hubiera
ni dejaría de cantar la noche su llegada
ni tú de confudirlo con llamadas
el grillo está dentro de ti por insistencia
tanto lo has llevado a tus oídos
tanto has pensado en ignorarlo
¿qué harías si se callaran?
cantar tú para calmarte
complacerte en oír tus desentonos
mentirte hasta olvidar que se callaron
gritar que despierten es de noche
y la oscuridad no está completa sin su canto
sí díganme lo que me pasa yo no lo sé
ellos tampoco nadie sabe nadie quiere saber
tal vez no pasa nada
nada sino este ruido hermano Francisco
esta sordera que me consume

Cuando amanece se callan
pero los que están dentro de ti cantan más fuerte
no hay mañana para tu tristeza
no hay entraña para tu abandono
no hay descanso
todo sigue oscuro en la noche de tu vientre

 


José María Espinasa es poeta, crítico y editor. Ha publicado Cuerpos (1990), Hacia el otro (1990), Piélago (1992), El gesto disperso (1994), El tiempo escrito (1995), Apuntes sobre el cine de Marguerite Duras (1996) y Cartografías (1998). A la fecha es director de Ediciones Sin Nombre y coordinador de producción editorial de El Colegio de México. También ha colaborado en distintas publicaciones como escritor y editor. Perteneció al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Desde la década de los ochenta ha colaborado varias veces en Punto de partida, y formó parte del jurado de poesía en el Concurso 35 de la revista.