No. 150/POESÍA |
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Lexicografía A |
Karen Álvarez Villeda |
TECNOLÓGICO DE MONTERREY, CAMPUS CIUDAD DE MÉXICO |
Je dis: “Votre prénom?” |
¡AH! interj. Condena a Femenino y a Masculinidad // Humanidad: Todavía entienden lo que antes // Deducir la existencia en plural // Intersección del enunciado de asombro, sorpresa o pena // Buscar el singular en el abrazo es lamento del temporal // Señal de lo que morirá // Reanudar el monólogo en Lobreguez // La admiración se cubre con los doseles (las cosas sustituyen la comunión) // Fingir portentos (en los engranes del dorso) // ¿Dónde el singular?, preguntan ambos // Réplica en el espejo: “Ocúltate en Persona” // Numerosidad es contra natura del nombre
Rutina de la simiente: Zorzal sabe que el llanto se cosecha por temporadas
—¡Ah! El llanto es un pretexto. La destreza se mide el lagrimal adusto, una desviación más del “nosotros” hacia Lobreguez. El escindir de hortalizas, la mirada retraída, el paramento del Dúplex, la permanencia de la sombrilla en su bolso… No confía en mí. Soy lento en el hacer y el quehacer. Preciso la indicación: Eventualidad, olor del regaliz, creer que el rocío es un milagro sobre el pasto seco. Sin embargo, siempre la espero. (Rehacer la dicción). Mácula: Nada, nadie regresa… Ya está llorando para amonestar el retraso. ¡Fue un segundogénito…! Concibo una nueva categoría para mi inventario: “Acompañamiento de Algarabías”. Femenino me da lástima. Olvido su nombre… Horadaciones de Lobreguez en el nido del Zorzal
Zorzal huele a madrugada
Zorzal —demontre ineludible— nos alberga
Hay que desmenuzar la aorta con el pico del Zorzal, vértice adventicio
—¡Ah! Ella (que dice que no es “ella”) no es así. Ni sé cómo se llama. Reconozco la holgura de su ilion (bruma sin sentido). Sus pechos liliputienses (la destemplanza en la imagen). Su alternancia o el dogma del ósculo como raigón del bien y de mal. Ella sabe las etimologías de cada voz que tengo (latinismos). Respira al tiempo y despacio. Respira a destiempo y espacio. Nunca se es con ella. Su respiración me confunde: casa o hacha… Zorzal vislumbra a las orillas como eventualidad, detritus de la hombrada “ En Siglos y Siglos le pregunto su nombre. “Laberinto”, me dice. Yo, desentierro el incisivo, evoco la transparencia del pezón. Observo al caracol sobre el adobe esperando Lobreguez. Su nombre (intuyo) es la mixtura de referencias territoriales. Aureola f. Círculo luminoso que suele ponerse detrás de la cabeza de las imágenes // Fig. Fama // Ast. Luminosidad circular // Zona oscura de la piel // (Disco luminoso, el fanal) // Es la volatilidad inmune, fósforos sin encender // // “Ella resplandece como Laura” // Femenino es Laureola. —¡Ah! Soy Laureola. “Merecedora de gloria”. (Del latín “Laurel”, Tesauro, p. 72). Soy una corona de imágenes: Preludios. Iniciación. Aserrín. Páramo. Masculinidad me nombra y el Dúplex se tambalea (sólo el cadalso prevalece). La ejecución es extensa: El hermético abrazo— es primordial. La derrota es el envés del tragaluz (las heridas subyacen). Masculinidad, al nombrarme, ha conquistado todos mis sitios… Zorzal extracta la catarata, el pezón deslustrado —¡Ah! Laureola ha perdido. (Mantén tu entereza, cuerpo). Laureola es conjuro, deshoras, molde para hornear galletas, bola de cristal. Laureola reconoce el significado de mis sueños. Sabe que mi sello característico es la inseguridad: la transpiración sobre la página, los intersticios de tinta, las premociones localizadas (lapsus que se concreta), el estremecimiento inconsciente. Pesadillas. “Soñé”, le digo y me malinterpreta en base a su libro de cabecera (Freud, Sigmund. Die Traumdeutung, 1899, p. ¿?). Laureola es el hombre gris o mi madre. Se confunde con los desconocidos al pie de la cama… Zorzal sabe que el contacto es inservible en Masculinidad, que en ningún Tiempo y Espacio es onirismo —¡Ah! —dicen ambos—. Alguna vez fuimos, pero nos equivocamos. Nuestro modelo de conjugación verbal no incluía el futuro. La construcción de un hogar, el curso de superación personal, los partidos políticos, las tarjetas de crédito, el establishment… Zorzal espera el alpiste, Femenino y Masculinidad sólo saben el grano de mostaza en el lenguaje “ ¡Ah! Tergiversamos el Verbo “parecer” con “perecer”. Hacemos ataúdes con la mirada. Raíces descarnadas brotan en ombligos. Nuestra frente se labra diariamente con un azadón. Zorzal insiste: “Cada arruga tuya es fatal”. Irremediable la Lobreguez. ¿Por qué hemos de morir? ¿Cómo traspasar la frase que reside en el Zorzal: “Árbol que nace torcido jamás su rama endereza”? (Dime con quién andas… Libro de los refranes, p. 95). Zorzal ha traído tierra yerma con su balada Femenino y Masculinidad escriben “Colofón” en Tesauro Inscripción en el tálamo: “Palabra es Lobreguez” Rememoran el tiempo, interceptan el espacio Ambos son Lobreguez al indagar en las extremidades de la relación: Nombramiento, discusiones, reminiscencias, soma y lengua Femenino y Masculinidad temen Lobreguez cuando pronuncian “¡Ah!”
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Ilustraciones de Jarumi Dávila, ENAP-UNAM |