CÓMO
puede llorar esta mañana.
Debía
ser una mañana luminosa.
Habían prometido una mañana luminosa.
Pero veo que a mi lado
las palabras golpean
y nadie escucha
Las palabras golpean
dolorosamente
a nuestro lado.
La vida
I
El cielo envuelve
la llanura
y la sujeta
a los costados del horizonte.
II
La turbulencia
de esa hoja que mira detenida
en la quietud
de su árbol.
El encuentro
con mi soledad.
Territorio
El hombre de arena
se deshace.
La tormenta lo atrapa.
Llora
como el mar
cuando llora
la huida
de la arena con el viento.
EL MUNDO
se hace y se deshace
según lo recuerde o lo
olvide.
Cada vez que me detengo
el amor y el dolor
son reales.
Los reconozco.
El mundo
se hace y se deshace.
Soy una persona.
A través del espejo
A través del espejo alguien saluda.
Una nena levanta la mano y saluda,
da una vuelta
y es una adolescente que sonríe
y saluda levantando apenas la mano.
En el espejo,
en otro lado,
una mujer hace un gesto de buena suerte,
saluda y se va.
La mujer del espejo se va.
Ya no hay a quién devolverle el saludo.
De Otro lugar (Edulp, 2005)
QUIÉN CRUZA
la habitación
con el peso leve de una sombra,
con la presencia densa de un fantasma.
A quién mira en la habitación oscura.
¿Quién descubre su reflejo en el espejo?
Afuera
el viento oculta
la tristeza del encuentro.
ERA UNA PIEDRA
en una saliente.
Casi lo mismo
que una persona
en el borde.
Y de mis manos
brotó un hilo de agua.
Tendal
La ropa está tendida
en el suelo.
El pulóver del niño.
El pantalón del padre.
El vestido de mamá.
Y las medias,
y dos gorros de lana.
Cuando pasa
la gente ve la ropa
tendida en el suelo
cerca de la pared,
buscando el reparo.
Trapos
arrancados por el viento.
La familia duerme
debajo
del tendal
que se acurruca en el piso.
LOS ZAPATOS ROJOS
la hicieron bailar
endemoniadamente.
Toda la vida
sangrando
el deseo de la vida
UN NIÑO
nació en la casa silenciosa
un hombre lo acunó
el padre
es padre por primera vez.
cuando su hijo llora
cada llanto es el primero
—y el último—
la ilusión.
Lloramos
nuestra vida.
EL AGUA ESTALLA
en el frondoso amanecer
de primavera
la lluvia recorre
las manos de lágrimas profundas.
Ante la muerte
aparece la vida
agua viva
que huye del silencio.
A LA DERIVA
Voy
como en un sueño
como en un sueño.
a mi propio encuentro.
Sólo soy
un espíritu solitario
que va a su propio encuentro.
LOS DEDOS,
las manos,
los huesos
probando palabras.
Virginia Fuente (La Plata, Argentina, 1976). Es poeta. Vivió hasta los 18 años en la ciudad de Trelew, Chubut. Coordina talleres literarios desde el año 2000 y es profesora de literatura (UNLP). Publicó el poemario Otro lugar (2005) y algunos relatos en antologías (2001 y 2004). Fue seleccionada para realizar una clínica de obra en 2005 con el poeta Javier Adúriz (Centro Cultural Ricardo Rojas, UBA). Colabora con la revista de poesía El espiniyo, de City Bell, Buenos Aires.