“Que se llame como tú;
ésta tiene la forma de tus ojos,
tal vez llegue a parecerse a ti.”
De niña seguía algunos rituales
que se iban convirtiendo en reflejos.
Mi madre me daba una muñeca para cuidarla,
para ponerle un nombre.
Había un efecto extraño en el acto de mecerla,
cambiarle la ropa, darle de comer;
un cuerpo de niña ensayando una maternidad prematura;
una niña madre que buscaba algo vivo en el plástico.
La muñeca aparecía días después con una pierna desprendida,
la ropa sucia, olvidada en el lodo.
Exhibía en su cuerpo rígido todo el desamparo.
En ese momento asomó mi falta de oficio
para dejar esa clase de huellas.
Supe que estaría acompañada por mi sombra.
Decliné la intimidad de hospedar a un ser
que sorbiera mis líquidos vitales.
Mi madre telegrafiaba con su mirada un desastre.
Profetizaba la ruina de mi cuerpo,
alejado del ciclo de los mamíferos.
Parece que no sabré de qué estoy hecha
hasta sentir el dolor del parto
en todas mis células;
que nada se compara con esa soledad
de no saber lo que es verter mi sangre,
mirar mi sangre en otra sangre,
mis ojos en otros ojos.
Parece que mi cuerpo, esa máquina,
me pedirá un ser unido a mí,
una ventosa necesitada de calor.
Nuestra vida se llena entre nacer y multiplicarnos.
Somos seres gregarios,
emparentados por la misma cadena de sustancias.
Hay que continuar el mapa,
el palimpsesto familiar para no perdernos.
El juego repetido de parir muñecas
acabó con mi instinto de desear esa presencia
nadando en la seguridad del líquido,
de contraer mi estómago para hacerle un espacio.
Otras cosas me ataron a este mundo,
más allá del timbre de un llanto
todas las noches,
de la emoción de llenar los álbumes de fotos
o extrañar las partículas de alguien
pegadas a mi cuerpo hasta la mimesis.
Julieta Gamboa (Ciudad de México, 1981). Es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó en el equipo editorial de la revista Discurso Visual, del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes. Sus poemas fueron incluidos en la antología del concurso universitario Décima muerte, en 2000. Ha publicado en revistas como Punto en línea y Los poetas del 5. Actualmente es becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas.