Reinvenciones / No. 223
Nueva decoración en interiores
No confío en el gris,
tampoco en quienes lo usan de cortina.
Los imagino como seres sensibles a la luz,
vampiros de pantalla chica,
construyendo su pedazo de castillo.
Los que usan el naranja
han de sentir, precavidos,
que el sol no ha sido suficiente,
que habríamos de guardar
un pedazo cuando falte.
Dicen tanto las cosas de mí.
Me vuelvo más crédulo
cuando veo colgada
esa ropa de mujer,
o cuando
un forro de plástico escolar
se convierte en maquillaje
para un vidrio roto.
Desde esta ventana
no dejan de sorprenderme las noticias.
Yo, que me detengo y converso.
Y cuando otros me miren,
¿verán al hombre de cortina,
su piel translúcida de sol
o mirarán otra ventana?