Reinvenciones / No. 223
De inventos a inventos
Bali insiste en que debo reinventarme. Ayer por fin me decidí: no salí del taller hasta tener un sombrero volador con brazos de acero. Tuve que deshacer muchos juguetes y muñecos de cuando Bali era pequeña y que encontré arrumbados en el desván.
Después de muchas pruebas en el patio, quedó listo.
Bali, en el desayuno, me vio volar por la sala y la cocina hasta que, con mucho cuidado, aterricé a su lado e hice el movimiento de manos que hacen los magos después de un gran truco. Confundida, alzó la voz:
—¿Qué son esas visiones, Rabi?
—Me estoy reinventando, Bal.
—No. Empieza aquí —replicó, poniéndose una mano en el corazón —y termina acá. —Dio dos toques a su cabeza.
Toqué mi carcasa, recubierta con platino de Zimeria. Sólo vibraban los engranajes que me hacen funcionar.