Credos / No. 228
Génesis
Pablo Feram
Ante el abismo, en el comienzo,
un cielo con su tierra.
Aparición de pastizales y montañas;
un mito que los devuelve
en un ciclo eterno:
cada mañana, por el poniente:
lámpara circular de fuego.
El deseo, el calor y la sed
y entonces la semilla,
el fruto y la sangre,
Luz eterna
que varía en espejo:
cielo que refresca y se agita
con el insistir del viento,
y se extiende por toda la tierra,
hasta que se halla en un rostro
y en un cuerpo desnudo
y se apena y se cubre
(con una hoja del Árbol gris)
de ti, Mondrian, y de sí mismo,
también tú, desvanecido,
y que —no lo sabes todavía—
va a dejarse a una suerte
de dolores y de espinas,
de oscura ira y castigo;
de apenas alguna línea
del paisaje en que se halla todo lo visible
y lo invisible.