Carrusel / Entre voces / No. 232

Lotería de artistas. El azar,  la suerte  y el empeño
Fotos: cortesía de David Pérez Feregrino


Para el matrimonio de David Pérez Feregrino y Lola Izurieta la suerte es algo que se construye. “Tú pujas porque sucedan las cosas”, me dicen mientras conversamos por video llamada. Lucen alegres; en los pormenores de la conexión, me cuentan que vienen de visitar Zona Maco, considerada la feria de arte contemporáneo más grande en América Latina, con más de 200 galerías de todo el mundo: es para ellos todo un agasajo donde se sienten como peces en el agua. “Nos encontramos a muchos amigos artistas como Sandra del Pilar y Cisco Jiménez, o la Galería Alfredo Ginocchio”, narran emocionados.

Ellos se conocieron estudiando Arquitectura; las tribulaciones de la vida, o quizá la suerte, los hicieron coincidir en el mismo grupo y la misma generación (1972-1977) de la Universidad La Salle. A ambos les gustaba la clase de Historia del Arte, ir a museos, la pintura, la fotografía y la cerámica, cualidades en común que los llevaron a hacerse novios. Lola Izurieta nos dice que al principio eran más cercanos a la escultura, pero pronto se dieron cuenta de que el grupo de escultores era muy pequeño y, además, de que este arte es más costoso, por lo que fueron ampliando su panorama a la plástica: “En aquel entonces conocimos a más pintores y nos dimos cuenta de que la plástica era más rica en la abstracción y la figuración, porque el catálogo es más amplio, siempre hay más artistas, más academias y más tendencias. Es maravilloso el mundo en el que estamos”. Por su parte, David Pérez Feregrino nos dice que el coleccionismo no lo definieron sino hasta después de casarse y egresar de la universidad. Digamos que fue algo paulatino que ambos, desde su impávido interés, fueron construyendo.

Así surgió “Lotería de Artistas”, un proyecto redondo al que dedicaron más de 20 años de trabajo. Inspirados por el clásico juego mexicano —que de niños muchos hemos jugado y nos ha hecho conocer desde temprana edad las dualidades de la suerte y del azar—, invitaron a 112 artistas de diferentes edades y trayectorias para intervenir las figuras clásicas del juego, reinventándolo desde la propia percepción de cada artista.


¿Antes de la universidad ya se imaginaban esta relación cercana con el arte o ahí la descubrieron?

David (D): Yo creo que se acentuó en la universidad, porque cuando estudias Arquitectura, ya desde antes tienes otro engranaje mental, y eso lo hemos descubierto en todas las profesiones. Los ingenieros tienen un engranaje mental, los contadores tienen otro, los médicos otro y los arquitectos otro. Hablando figurativamente, como que ya tienes un chip que te lleva a las artes, si hablas con un contador, él tiene otra manera de pensar y ver la vida. En la universidad, con los diseños y con clases como Historia del Arte, se va acentuando. Nosotros, cuando vamos a una ciudad, buscamos antes qué museos hay y así planeamos el viaje, entonces es como una alimentación que vas haciendo en tu vida.

Lola (L): Siempre hemos visitado museos, la persona que entra a un museo nunca sale igual; te puedo asegurar que si te haces un examen de sangre, ni la sangre ni tu cerebro van a estar igual que cuando entraste al museo. Sea el museo que sea, y ésa es una magia que no se hace con cualquier vivencia, estar frente a una obra, ya sea obra maestra o cualquier arte, te produce una emoción y tu cerebro empieza a funcionar de distinta manera.

¿Cómo se fueron relacionando para hacer posible la “Lotería de Artistas”?

(L): Tenemos muchos conocidos, convivimos mucho con los artistas, son más de 100 los que están en la lotería, se dice fácil, pero son muchos. No es que giremos en torno a ellos, es que ése es nuestro mundo también, más claro no se puede explicar. Ojalá que lo que sentimos por el arte fuera tan contagioso como el covid-19.

(D): En la lotería están 112 artistas que son sólo una parte del grupo que conocemos. No incorporamos más porque ya no se iba a poder jugar, en realidad la lotería original tiene 54 cartas, nosotros pusimos 112, pudimos haber seguido, pero decidimos pararle.
 

Como los escritores que no terminaron el libro, simplemente le pusieron el punto final…

(D): Exacto, y nos está pasando lo mismo en otro proyecto que estamos haciendo que se llama “El artista y su erotismo”. Pusimos el título porque el tema del erotismo es universal, está en todo el mundo, todos los países y todas las edades, es atemporal, no se acaba, surgió desde que empezó la vida. Lo que estamos haciendo es juntar a 52 artistas de México de diferentes edades porque nos gusta dar cabida a jóvenes que son muy talentosos y que sabes que van a llevar la batuta dentro de 30 o 40 años, pero también tenemos artistas con trayectorias ya consolidadas.

¿Por qué decidieron inspirarse en la lotería?

(D): Porque la tradición de la lotería se está perdiendo en México. Nosotros fuimos a recorrer muchísimas ferias de pueblos y ya casi no se juega [dice con preocupación], a mí me tocó de niño que iba a los pueblos y se jugaba en las ferias, con música popular y todo. Ahora se está perdiendo, y lo que quisimos es recuperar un poco esa tradición.

(L): Además la lotería tradicional tiene un número determinado de figuras, esto nos motivó para actualizar las cartas con una creación de los artistas. La idea es que cuando la juegues no solamente te involucres con la figurita del tablero, sino con la forma en que fue hecha. Son dos horas que la pasas super bien viendo la lotería y escuchando cómo se canta cada una de las piezas, es la parte lúdica que le quisimos dar. Yo veo la exposición [dice emocionada] y digo: “Sí, nos tardamos 20 años, que fueron de pensar, de contactar a la gente, pero vale absolutamente la pena”.
 
Aparte de la exposición también hicieron un libro de la “Lotería de Artistas”. ¿En qué consistió?

(D): Nosotros le llamamos un proyecto redondo porque le pedimos una obra a los artistas, luego hicimos un libro con la obra reunida y con entrevistas a los participantes, la curadora del libro fue Graciela Kartofel, que vive en Nueva York. También contactamos al escritor Armando Ramírez, quien hizo los versos que se cantan cuando se juega, y buscamos a un compositor para que hiciera una cumbia norteña, porque en las ferias de México no se tocaba Mozart, sino esa música que te inyecta energía. Además, cuando la exposición se lleva a los museos, hacemos que la gente juegue y también se lleva premios.

¿Todas estas dimensiones hacen que trascienda su lotería?


(L): Exacto, y ésa es la parte inolvidable de una lotería. Como dice David, la lotería ya la conoces, pero aquí tienes la música, el azar y la tecnología porque, además, cada figura está animada, se mueve durante 20 segundos y las hicimos en holograma. Es como regresar al pasado, pero con algo distinto.

(D): Además esta lotería va dirigida exclusivamente al arte mexicano, es decir, el libro queda como un registro de 20 años donde estos artistas trabajaron su obra.

¿Qué sienten al ver a la gente interactuando con su proyecto?

(L): [Sonriente responde] Emoción porque ya camina solo, de repente la exponen en un museo y ya la quiere otro, es muy lindo porque va celebrando sus cumpleaños; es la misma lotería, pero diferente porque es otro museo y otro museógrafo que la hacen tener su propia vida alrededor, no necesitamos estar David ni yo. Dentro de diez años esa lotería va a seguir siendo vigente por el mundo que se construye.

Me hacen pensar que, más allá de ganar o perder, la suerte radica en la experiencia del juego. ¿Qué opinan?

(L): En la vida vienes a tener experiencias.
 
Como el tema de esta edición es la suerte díganme, para cada uno, ¿qué es la suerte?

(L): Es poder apreciar lo que tienes, y sentir que tienes suerte en lo que haces, en lo que te tocó. No ir a reclamarle a nadie, el simple hecho de estar en este mundo es maravilloso, y qué padre que aparte la pasemos bien. ¡Bienvenida sea la suerte!

(D): Yo diría que la suerte uno la hace, porque muchos dicen: “Nació con estrellita o nació torcido”, pero tú vas construyendo tu mundo y tus sueños; tienes que luchar por conseguirlos. Que hay suerte que viene de repente, sí, son casos fortuitos, pero es mínimo. La suerte la fabricas, la anhelas, pujas por que sucedan las cosas.