Tiempos de Desencanto / No. 216
La muerte es un pájaro sin alas
La muerte es un pájaro sin alas,
carroñero,
me sacó los ojos y olvidó llevarse las ganas de llorar.
La llevo tan adentro que la confundo conmigo.
Picoteo el espejo para mirarme en pedazos.
Al dormir vomito plumas,
sueño que me lanzo al abismo
como si me buscara las alas que ella no tiene.
Cierro los ojos y la miro de frente,
se parece a mí.
Me entrega cenizas y fantasmas,
agradece mis pasos y el corazón que aún late
y rinde un tributo que no le he pedido.
La muerte es un pájaro sin alas,
carroñero,
me arrancó las entrañas y olvidó llevarse el hambre.