Tiempos de Desencanto / No. 216
Melodía de Costanera
Roberto Urra
para leer en Talca
Cuando cualquier reloj marca las 19 de un día de verano
comienza el concierto de los árboles
O antes, si el viento lo desea y así se despereza
revelando y empujando las cosas
Los pájaros nerviosos revolotean sobre sus nidos
silban el griterío antes del espectáculo
Cantan los árboles despiertos del río que los sumerge
y alimenta sus pies profundos
en sinfonía confusa entonan un tiritar de raíz
seco, agrietado, boscoso
Mientras las hojas en miles aletean frenéticas
verdes, verdeoscuras, amarillas, verdeclaras, intermitentes
seguras, aferradas, espesas
Seguido del notable acto una familia de sauces
danza con sus manos sobre el fluir del agua
por donde trepa el canto monocorde de los peces contaminados,
el grito desgarrador de los sillones tirados en el canal,
la voz metálica del plástico,
la de los neumáticos de goma abandonados a su suerte
Mientras la sinfonía incomprendida y anárquica se funde con la noche
y la oscuridad con el sueño de los seres débiles
la ciudad de los humanos desparrama a sus hijos
desatándose suavemente el griterío nocturno
La armonía, el suicidio y la belleza de esta generación
que llora por perder a sus miembros
en el violento canto de las especies.