Editorial / No. 222




¿Cuándo comenzó el caos?, ¿antecede a todo? Si tiráramos del hilo, ¿comprenderíamos el extremo al que está atado? Cuando escuchamos que había surgido una enfermedad al otro lado del mundo, lejana, pensamos en días sombríos antes que en un tornado. Algo que no está vivo ni muerto ha puesto a temblar a una especie, atrapa nuestra energía, es un centro que es origen, pero no sentido. Ese punto de 125 nanómetros que llegó a desordenarlo todo nos mantiene en una cuarentena que amenaza con reiniciarse en cualquier descuido; estamos, como diría Mariana Enriquez, en un estado de pánico puro, de duelo. De un día para otro mudamos nuestra vida entera a la casa, en un intento por mantener nuestros mundos lo más cercanos a lo “normal”. Por más de tres meses lo impredecible se ha vuelto cotidiano y el caos exterior ha trasminado nuestros poros, nuestra mente y nuestras pantallas.

El origen de este caos es uno solo; no obstante, el caos no es igual para todos: puede sentirse en una multitud descontrolada o en la estridencia implacable de nuestros pensamientos. Con la intención de explorar esas expresiones elegimos dedicar esta edición al CAOS. La respuesta fue nutrida en géneros e ideas, por lo que nuestro dossier es más extenso que de costumbre.

Los citadinos saben que un imprevisto puede retrasar la jornada, pero ¿qué pasa cuando absolutamente todo se descuadra? Ian Ballardo Oviedo inaugura este número con “Excusas para llegar tarde”, un poema que pone al universo de cabeza. Zoé Méndez Ortiz crea una atmósfera melancólica y amorosa en un fragmento de Armisticio, obra teatral que mezcla el caos político y personal. “Los (otros) desaparecidos”, de José Luis Zapata, retrata los efectos colaterales de un trauma nacional que nos arrincona entre la culpa y la supervivencia. Le sigue el poema “Isoglosas” de Fredy Villanueva, quien interpreta el caos a través de lo que se juega en los límites de las palabras. Al cuento “La vecina se ha vuelto loca”, de Adrián Hernández Noguez, lo protagoniza la confusión de una inadvertida y escalofriante presencia. Joan Malinalli nos recuerda con su poema “11:12” que basta un instante para cambiar todo. Continúa una danza de chispas y alaridos en la crónica “De fuegos, corridas y explosiones: los toros de Tultepec” de Omar Castro Guadarrama; mientras que los versos de “Malachias Geiger”, escrito por Miranda Bonfil, transmiten la impotencia de sentirse atrapado en la melancolía. Le sigue un poema de Adriana Ventura: “Instructivo uno. Loterías”, que ensaya la relación entre el caos, el juego, el azar y el destino. “Hedor” de Natalia Conde es un cuento cuyo sello es la desesperación y la muerte. En “Trepanar el fragmento”, Arturo Molina hace una radiografía de las sensaciones que retumban en la mente y la ensordecen. Luis Romani y Ana Escalante, autores de “La esfinge de zapatillas turquesa” y “Amapola”, respectivamente, recrean escenas catastróficas y dolorosas. En el poema “Empedrado”, de Mad Max, un personaje es perseguido por la tormenta de miradas que juzgan cada uno de sus pasos. “Schadenfreude, del gen egoísta y la fuente de todo mal” es un cuento que nos llega desde Chile, obra de Fernando Vanegas, autor venezolano que narra cómo una pequeña descubre el origen de la desventura. En “La reclusión del caos: cuatro planos generales”, Héctor Justino Hernández hace un recuento de obras literarias y cinematográficas en las que el encierro ha sido el leitmotiv y que pueden ser una brújula en este tiempo. Cierra este dossier “Lo mismo de siempre”, una minificción trágica de José Arturo Cauich Canto “Cac”.

Carrusel comienza con “Plegaria del grillo”, poema de Josué Ledesma. En Heredades Mariana del Vergel dedica “Un puelche de despedida para Luis Sepúlveda” con unas postales que trazan la calidez y fraternidad del recién fallecido escritor. Para este Entre Voces Valeria Aguilar Altamirano entrevistó a Aura Arreola, fundadora de la Sociedad de Carne y Hueso, quien hizo una propuesta performática para reconectar con el cuerpo y el erotismo en estos tiempos de encierro; agradecemos a Sandra Blow por las fotografías que acompañan este texto. En Bajo Cubierta encontrarán: “Marina Perezagua o los arrullos de la guerra” reseña escrita por Eduardo Cerdán, y “La culpa de ser madre” por Casandra Paris León. En sintonía, publicamos “Artaud, el peso que flota en un nombre” de Fabián Ávila Elizalde, ganador del XVII Concurso de Crítica Teatral Criticón.

Los versos en A contraluz son de Josu Roldán Maliachi y la ilustración de Jessica Vázquez Enamorado. En Tinta Suelta Fernando Arteaga comparte una narrativa visual con la que muchos nos hemos sentido identificados estos días. A ellos y a Liino Thorien, Blanca Alaníz, Karina Santiago, Ely Granados, Erika Arias Franco, Adhara Miguel y Salvador Cortazar “Ruzski” les agradecemos compartir con nuestros lectores el flujo de su tinta.

Espero que en las creaciones que recorren estas páginas encuentren un espacio de calma que apacigüe los tiempos tormentosos que vivimos.


Aranzazú Blázquez Menes