Poder ser / No. 234

Provecho




—No le digas a tu papá,
no es el momento.

La sopa espera fría
que mi madre la apruebe.

—No podrán soportarlo tus abuelos. ¿Sí me pasas la sal?

Se limpia en servilletas toda mancha.

—No lo compartas,
que nadie sepa de esto.

Pone cerca la jarra y el silencio.

—¿Vas a querer arroz?,
no te gustaba.

Se sacude violenta las migajas.

—Piensa que soy tu madre y te protejo.

Busca limpiar la mesa, los cubiertos,
mi vista de la suya.

—Cambiaste mucho allá.

—Sigo cambiando.

Su dedo culpa al guiso,
prueba el enojo
y arremete con que no está listo.

—Haz lo que tengas que hacer
para que no se te note.

La estufa se resiste a arder la flama.

—¿Tuve que ver con esto?

Le da un poco de asco el plato fuerte.
Prefiere no comerlo.

—¿Una tortilla más,
un vaso de agua?

Se atraganta al tragar,
atorada a través de otra garganta.

—No se hable más del tema,
no quiero saber nada.

Sirve el postre que fue mi favorito.

Provecho.