Editorial / No. 235



El pasado no existe sin las narrativas que hacemos de él. Si cambiar lo sucedido es imposible, no lo es transformar cómo nos relacionamos con su impronta en el presente. Por fortuna, para ello nos hemos armado con herramientas como la escritura, las artes, la memoria y la historia. Esta búsqueda por resignificar la realidad atraviesa, desde experiencias diversas, a la mayoría de los textos y obras ganadoras del Concurso 53 de Punto de Partida, que reunimos en esta edición bajo el tema PALIMPSESTO. Muchos de ellos muestran la sensibilidad de sus autores y autoras ante problemas individuales, propios y ajenos, así como su conexión con los males sociales que los han acompañado por largo tiempo; pero no se detienen ahí, con su creatividad abren un abanico de posibilidades que desembocan en otros modos de ser.

Abrimos este número con el primer premio en Ensayo, otorgado a Natalia Durand por “De hibiscos e insectos”, un itinerario que pasa por el racionalismo del s. XVII, por interpretaciones contemporáneas de lo animal y retorna al cuerpo para rastrear la genealogía de su fobia a los insectos y, así, resignificarla. El segundo premio, para Casandra Gómez, lleva por título “Entelékheia familiar” y reflexiona sobre la complicidad y los límites de la fotografía para alterar los recuerdos, una técnica que, contrario a lo que aparenta, suele ser más un reflejo de nuestros deseos frente a la realidad que de ésta tal como es.

“Fallen Angels” es la serie que obtuvo el primer premio en Gráfica, en ella los trazos de Jorge A. Hernández Santiago muestran rostros superpuestos con miradas que transmiten angustia, pesar, desamparo y confusión. Arely Migoni crea “De lo frágil e impoluto”, segundo lugar de esta categoría, una historia siniestra en la que se descubre la inesperada maldad de sus protagonistas: tres pequeños borregos.

Los dos textos premiados en Cuento tienen en común una atmósfera de violencia ejercida sobre las mujeres: el primero, “Mátalas”, de Mariana Rosas Giacomán, nos impregna con la angustia y la desconfianza con las que vivimos muchas de nosotras. El segundo, “Mariantonieta”, escrito por Osvaldo O. Romero e ilustrado por Jorge Ponce, narra el infiernillo del que escapa una marioneta para darle sentido a su existencia. Le sigue “La línea recta del sonido”, de Andrés Segovia, que obtuvo el primer premio en Poesía con un texto que encuentra en distintos registros sonoros —de la sangre, los pasos, las rocas, la lluvia, insectos, grietas— el ritmo del pensamiento. Con “Bodegones”, segundo premio, Carlos del Castillo delinea con un lenguaje preciso y cargado de afecto tres momentos de un linaje femenino —abuela, madre, hija— y reconstruye el significado de cada una desde la pérdida, la lejanía y el cariño.

En Crónica, el primer premio fue para “La última oportunidad de Cariguante”, en ella Tonas Lima cuenta la historia de Edgar Cuenca, cuya vida dio un giro gracias al box: de sus conflictos personales saca la fuerza para pelear en el ring y, a cambio, éste le paga con motivación para su día a día. A ella la acompaña una serie de retratos autoría de Diego Mapache. El segundo premia a Izel Shamaní por “Carpa seropositiva”, una crónica que transita entre una carpa de circo y una de detección de VIH como escenarios de la cotidianidad trágica de un hombre que trabaja como payaso en Chalco. Agradecemos a integrantes del Condomóvil A. C. por las fotografías que nos compartieron para este texto.

Continuamos con los ganadores en Fotografía: Miguel Guerrero es autor de “La vida en las manos”, una serie que retrata siete historias anónimas a través de los rastros que dejaron cicatrices o deformaciones en sus manos. El segundo premiado fue “Si he de partir”, de Iker Valdés Fierro, quien se apropia y resignifica el pasado de una pareja a través de la intervención material de la imagen, dejándonos intuir una historia de desencuentro.

“La masa”, escrito por Marcos A. Medrano es un cuento potente que captura la imposibilidad del duelo y la brutalidad de las desapariciones forzadas, tan persistentes en nuestro país; es el primer premio en Minificción. El segundo es “Abuela”, en el que Andrea Rojo crea una atmósfera de confusión e inocencia para narrar la muerte desde una perspectiva inesperada.

La categoría más reciente del concurso, Narrativa Gráfica, la ganó Michelle Guarneros Domínguez, con “XX”, una breve historia de búsqueda y desencanto. El segundo premio lo obtuvo Sabina Yutsil Varela Turcott: “De mí hacia ti” refleja el sentido de comunidad y el arraigo al origen como fortalezas para enfrentarse al cambio. Por último, agradecemos a Marisol Cosmes Guzmán, Trilce Zúñiga Loya, Daniella Santaella y Mónica Herrera Quant, cuatro artistas cuyas ilustraciones, pinturas y dibujos dialogan con algunos de los textos ganadores.

Esperamos que disfruten este número y que los contagie con el ánimo de reescribir sus propias historias.

Aranzazú Blázquez Menes