Años atrás, cuando nos conocimos y ambos teníamos otras parejas, un amigo
dijo que, de noche, el cerro de la Bufa se parecía a Mont Royal, ambos con
su cruz iluminada. En la punta los cuervos sobrevolaban el paseo de los
turistas, como si marcaran el límite de los alcances del hombre. Aquí se
congregan en un mismo parque cuervos, palomas y gaviotas por igual.
Montreal también lleva a Zacatecas.
Bajé del metro y esperé en una esquina el camión al parque Mont Royal. En la
pared de enfrente, inscrito con letras metálicas, encontré un poema (días
después volvería a la estación únicamente para transcribirlo):
Tango de Montreal
Gérald Godin
Siete horas y media de la mañana el metro de Montreal
está lleno de inmigrantes
se levanta temprano
este mundo
pues el viejo corazón de la ciudad
late todavía
gracias a ellos
este viejo corazón gastado de la ciudad
con sus espasmos
sus embolias
sus soplos al corazón
y todas sus fallas
y todas las razones del mundo que tendría
para detenerse
para renunciar
El camión dio la vuelta a uno de los tres picos de la montaña, desde donde se
veía la ciudad exactamente hacia el viejo puerto, y las calles que daban
hacia él sólo eran encorvadas por la altura de los edificios de la centre-
ville.
Pero no vi la cruz
porque el camión llevaba a otro pico.
En el mirador escribí:
Contemplo la vista de la ciudad que ya había visto de noche en la Place Ville-
Marie. Me entraron unas ganas terribles de tomar fotos, como si eso me
ayudara a no dejar este lugar.
No quisiera volver.
Y de regreso escribí:
Incluso vi a Montreal en nuestra historia, al metro que medía con sus
estaciones mi ritmo en la ciudad, también vi a los vagabundos de Babel
que hablaban en inglés o en francés o en mandarín o simplemente
berreaban como si hubieran perdido la lengua, vi ese poema que se llama
“Tango de Montreal”,
tengo que escribir lo que descubrí hoy de esta fuente saldrán los poemas que
comencé en Zacatecas y que con nuestra plática parecen haber hallado
un final supiste adelantarte a los hechos y tomaste la iniciativa no pudo
ser de otra manera (¿←dónde los pongo→?) la leona es más astuta que el
león y siempre intuiste que podíamos terminar en caminos incluso
ciudades distintas un juego perverso de correspondencias incompletas y
persecuciones ignoro tu paradero pero quiero ir contigo
Trudeau–Juárez
One hour at Customs, another one just waiting, noodle soup and sleeping during
the flight, y de repente nothing: la región keeps the same, unaffected por
my ausencia, dicen mis hermanas que regresé algo más flaco pero el
monstruo me engulle sin más rodeos, pronto estoy comiendo tacos y agua
de horchata. Mi familia me trata como si viniera del hospital o saliera de un
encarcelamiento injusto.
Y en mi pasaporte, en la página 32, justo sobre el escudo de Zacatecas (la
virgen del Patrocinio en el cerro de la Bufa), sellaron mi regreso:
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