Las había de muchos colores, de todos los tamaños y complexiones. A la víbora, víbora de la mar… Todas en fila, tomadas de la cintura y meneando las caderas. De la mar… La mujer parada sobre una silla. Por aquí pueden pasar… Y el marido sosteniendo la cola. Los de adelante corren mucho… Los caballeros desde las mesas viendo el espectáculo. Y los de atrás se quedarán… Compartiendo sonrisas con las damas. Tras, tras, tras… Unas muy escotadas y otras tapando sus lonjas con mascadas. Una mexicana que fruta vendía… Dando vueltas por la pista de baile. Ciruela, chabacano, melón o sandía… ¿El pastel fue de tres leches? ¡Verbena, verbena…! Mesero, una cuba bien cargada. Jardín de matatena… La luna de miel en Acapulco. ¡Verbena, verbena…! Señoritas cuarentonas buscando cambiar de título. La Virgen de la Cueva… Ya no aguanto los tacones. Campanita de oro… El sagrado matrimonio. Déjame pasar… Me puse a dieta para caber en el vestido. Con todos mis hijos… Hasta que la muerte los separe. Menos el de atrás… Empiezan a juntarse en bola a espaldas de la esposa. Tras, tras, tras… ¿Quién será la próxima? ¡Una…! La recién casada mueve el ramo de flores en su mano. ¡Dos…! Todas con deseos de atraparlo. ¡Tres…! Ahí va volando el ramito por el salón de fiestas. A un lado, malditas… Y va a caer en las manos de una jovencita. Expectativa, sorpresa, conmoción… Todos se acercan a felicitarla. Es que yo… Sus padres la escuchan emocionados. No puedo… El público suspira ante semejante inocencia. Simplemente no puedo… De qué hablas, hija, no tienes por qué casarte, son sólo supersticiones. No es eso… Nadie en la fiesta esperaba esa réplica. Es sólo que… Las orejas atentas a los labios de la jovencita. Es que yo… Las especulaciones sonando en las cabezas. Soy gay… ¡Oh! Soy lesbiana… Se desatan los murmullos. Lencha… Hasta convertirse en cacareos. Lechuga… Las exclamaciones de la concurrencia. Volteada… Despiertan a los dormidos. Tortilla… Se aceleran los corazones. Tijereta… Por semejante calumnia. Cambuja… El padre palidece. Soldadora… Y la madre se desmaya. Granizada… La esposa furiosa. Come concha… Por no ser la estrella de la noche. Manflora… Una mesera. Tomboy… Parece empezar a coquetearle. Mata indias… El padre se disculpa. Sombreruna… No saben cómo lo lamento, nos vamos. Lame coños… Los padres salen con la mirada fija en el suelo, no aguantan la vergüenza de que en su propia familia haya gente de esa clase. Suben al auto sin decir una sola palabra, en sus ojos se ve la decepción, no sólo de tener una hija diferente, sino de una vejez sin nietos. La jovencita asciende al vehículo después de ellos, se fue en el asiento de atrás. Tras, tras, tras…
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