CUENTO / No. 193


 

Poemas



Juan de Dios Porto

 

 

                                                          Cuando dormían, ambos bajaban hacia las mismas latitudes.


EN EL ESCENARIO aparece el diablo
vestido como cualquier titiritero.
Abre una caja negra y
saca de ella a mi hijo;
de sus extremidades penden hilos.
Coloca sus pequeños pies en el suelo,
empieza a manejarlo y a conversar
con él.
Le cuenta anécdotas sobre mí
que yo no recordaba.
Mi hijo es un títere casi ciego; me señala.
La audiencia voltea y aun cuando no tienen rostro
sé quiénes son.
Abajo, el diablo (de pómulos hundidos como fosas)
saca de la caja al perro de dos cabezas
que atropellaron el otro día frente a la casa.
Uno en cada mano, los mueve con tal oficio
que pienso en él como un verdadero
artista.

En algún momento de la función
al perro le sale una cabeza más.
Veo a la distancia la forma en que sus fauces
trituran los gritos de mi hijo.




LA PESADILLA es un animal
que devora las horas muertas
del suicida;
el relincho del padre ebrio a mitad de la noche.
Un ciervo que duerme en la garganta cortada de Dios.
A veces la pesadilla es una mancha oscura
que flota en una pecera vacía.
El agujero por donde se asoman los demonios,
y arrojan granadas contra mí.
Araña de un solo ojo
que envuelve el cadáver
de la imaginación.
Un pájaro observa
la forma en que la muerte
le rompe las cuerdas vocales
a mi padre.
Su ojo de vidrio refleja
un círculo y graznidos.
Frente a él, la muerte
abre su pico azulado
y le muestra un espacio más frío
que la nada.




Taxidermia

Mi padre cuenta pesadillas
mientras duerme.

Heredó las mascotas de sus bisabuelos.
Ellos se retraban con sus difuntos
animales.

En la primera página del álbum
está Cloe, la gata favorita de la bisabuela.
Aparece recostada entre sus piernas,
simula ronronear.
En la siguiente hoja está el pastor inglés,
lo conservaron mordiéndose la cola.

Mi padre aprendió el oficio de disecar cuerpos.
Últimamente ha repetido la misma pesadilla.

Se levanta y va a mi habitación, me nombra
como al animal que se ahogó en un lago
y no pudo recuperar.

Con escalpelo me retira la piel de una sola pieza.
La limpia superficialmente,
me arroja sal en la cara y el cuero,
(esto hará imposible mi descomposición).
Extiende la piel y deja que se seque.
Al volver me remoja;
desde los tres años nunca había vuelto
a limpiarme.
Una vez curtido, empieza a coserme.

Me coloca en el mueble, encima del televisor.
Noto que su angustia se ha disipado.
Ha modelado en mi hocico
una sonrisa oblicua.

 

 


Juan de Dios Porto (León, Guanajuato, 1986). Es maestro con orientación psicoanalítica por la appab. Obtuvo el Premio Literatura León 2012 en Poesía por el poemario Encallado círculo. En el mismo año participó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, así como en el Festival Internacional Cervantino. Ha sido invitado en diversos encuentros de escritores, entre los que destaca la Feria Nacional del Libro de León 2012.