No. 128/POESÍA |
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Tres sonetos culinarios |
Víctor Cabrera
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Soneto a huevo
Para Francisco Hernández
En que el poeta llora la ausencia
de las musas Acodado en la barra del almuerzo, miraba yo el trajín de las tehuanas que gruesas, rubicundas y lozanas servíanme los platos con esfuerzo. Pero esta que hoy me atiende peina canas, su cutis, que digamos, no es muy terso; quisiera componerle yo un buen verso, mas de ver sus arrugas pierdo ganas. ¿Do está Gladys, la flor de las meseras? ¿Do Betty, Laura y Clío, diligentes? ¿Luchis y Adris aquí fueron quimeras, y Floralba, espejismo de los clientes? Fueron, todas, verdura de las eras, mocedad que segaron dos gerentes.
Casa de los Azulejos
Primavera 2004
En que se degusta el aromático grano
Al centro de la taza el universo humea, hierve, bulle y el aroma del grano bien filtrado en la redoma ya flota por la estancia, ya disperso, incita al paladar, sensual, perverso: Oscura tentación, negra paloma, si vuelas, bajo tu ala se desploma el sopor que en el alma se halla inmerso. Si soñar es vivir, si vida el sueño, ¿qué escondida agonía tras del trago se oculta desta espesa nebulosa? ¿Qué piélago, qué mar, qué amargo lago de vigilia guardada bajo el ceño? ¡Qué muerte contenida, sigilosa! |
Ilustraciones: Laura Monterrubio, Escuela Nacional de Artes Plásticas |