No. 120/CRÓNICA


 

Arriba los buscavidas: Ari en el Azoocar 



Teoshia Bojorquez Chapela
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNAM 

 

 

El que Avenida Taxqueña se transforme en Avenida Tláhuac es un fenómeno similar al de la espalda, que al ir descendiendo por la anatomía humana pierde su glorioso nombre y comienza a llamarse culo. Y si bien es cierto que en esa latitud corporal es donde se encuentran los peores olores, también es ahí donde suceden las cosas más interesantes. “El nombre del juego es respeto”.

A medida que se avanza hacia el oriente de la ciudad, partiendo desde la estación de autobuses foráneos del sur de la Ciudad de México, residencias amplias y bien pintadas se van transformando en interminables unidades habitacionales de interés social, en edificios resquebrajados de cuatro y seis pisos cuyas únicas marcas distintivas son sus muros y tinacos cubiertos por seudónimos crípticos: tags y bombas1 que además de agregar color a un entorno gris, sacan transitoriamente del anonimato a sus autores.

bojorquez-teoshia01.jpgEstas “marcas”, cuando se hacen con la constancia y la temeridad indicadas, pueden convertir a un chico o una chica de la secu, la prepa, el CCH, la vocacional o el bachilleres en “rey” de una calle, una plaza o un edificio: quien estampe en mayor número de ocasiones su nombre recibirá la corona y demandará respeto. Además de que la reputación aumentará de acuerdo al grado de inaccesibilidad del sitio grafiteado, llegando a darse casos de escritores2 que han hecho bombas de gran complejidad colgados de una mano sobre puentes peatonales o vehiculares,3 o cubierto por completo la azotea de un banco y demostrado así la vulnerabilidad del edificio. Salir de la anomia y “reclamar respeto” son dos de los ejes principales no sólo del graffiti, sino del Hip-Hop en general, género dentro del cual éste es subconjunto al lado del B-Boy (bailarín), el MC (cantante) y el DJ (músico): los otros tres vértices de una cultura que aunque en nuestro país apenas comienza a abordarse académica y periodísticamente, tiene ya treinta y dos años de existencia.4




El año es 2002 y la razón para seguir la anatomía de Avenida Taxqueña-Tláhuac es llegar al Azoocar, un antro con decoración “selvática” ubicado por ahí de la cadera del cuerpo que imaginamos antes, “donde la espalda aún no pierde su glorioso nombre”, como diría mi abuelita, pero ya empieza a oler raro, al borde entre las delegaciones Coyoacán e Iztapalapa. La razón para ir a ese sitio es la presencia de Ari (Ariana Puello), dominicana radicada desde pequeña en Girona (España) que hace Hip-Hop en castellano con claras influencias de la lírica política de MCs precursores como Chuck D de Public Enemy, la primera Queen Latifah, o los más recientes Mos Def y Talib Kweli.

Originalmente el concierto estaba programado en el intermitente Skándalo, de Avenida Acoxpa, en medio de la clasemediera Villa Coapa, zona ampliamente bombardeada por la crew5 DFK (DF Kingz), algunos de cuyos miembros fueron responsables de traer a la rapera dominico-española a México. Pero por problemas con el local y dando tan sólo un día de notificación, el concierto se mudó al mencionado Azoocar de Avenida Taxqueña, casi Tláhuac. Y este “casi” es importante, porque acaso a unos kilómetros más hacia el corazón de Iztapalapa, y en un sitio menos kitsch que ese bodegón vuelto rincón tropical a base de humo artificial y luces de colores, de un mural con hojas de palmeras y animales salvajes y acechantes y un tanto deformes, acaso en el mero culo, en el hoyo fonqui en serio, un concierto de Hip-Hop como éste hubiera sido un tanto más apestoso y, acaso, interesante.

bojorquez-teoshia02.jpgAquí, en el Azoocar, la entrada cuesta rigurosos ciento veinte pesos, parejo para B-Boyz y B-Girlz, y las vacas no sirven más que para rebajar este precio a lo mucho unos veinte o treinta varos, en el mejor de los casos. El sitio, con capacidad para unas mil personas, no está repleto pero lo parece pues la gente se junta cerca del escenario, haciendo que sólo en la parte posterior se pueda caminar libremente. El público está formado, entre otros, por los contendientes al título de “rey” del graffiti en colonias, barrios y unidades habitacionales como la vecina Culhuacán CTM, o las no tan lejanas Ciudad Nezahualcóyotl y el Bordo. Todos y todas están bien arreglados y perfumados para la tardeada, que comienza a las 4:30 de la larde y termina antes de que el sol se oculte en el otro extremo de la ciudad, tras el Cerro del Judío y Contreras. Hombres y mujeres de entre catorce y veinticuatro años con uno que otro veterano de colado, especialmente sobre el escenario, en el que aparece como grupo abridor La Vieja Guardia, cuyos miembros están en sus treintas y representan una de las crews musicales más importantes del Hip-Hop chilango.



En este sitio podemos comprobar una hipótesis de Josefa Guzmán, antropóloga que trabaja el tema de los cholos en Iztapalapa junto con la investigadora Lourdes Arizpe, en el sentido de que en el mundo del Hip-Hop se trastocan los rituales canónicos genéricos de presentación personal: los hombres son los que mayor “producción incorporan a su imagen: en sus peinados rebosantes de gel que recuerdan a los de los punks pero también a los de Goku o algún otro personaje Manga,6 en sus barbas de candado, en las barbas completas pero finísimas, de apenas una línea de pelo que marca la quijada y el nacimiento del labio superior. Hacerse estos afeites debe tomar horas. Las mujeres, por su parte, traen el pelo con dreadlocks, o repleto de trenzas, al estilo de las negras del ghetto, o muy corto y erizado también con gel, como el de los hombres. Las cholas aún se pintan los labios de negro pero ya cada vez menos, ahora predomina el look infantil, colorido, o el militar, con pantalones baggie ya no tan inmensos como hace unos años pero aún dos o tres tallas más grandes de lo necesario: tops apretados y ombligo perforado al aire, boxers subidos y pantalones abajo, brillantina en el rostro de niña, los tenis reglamentarios.

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Los jugos, los refrescos y el agua cuestan veinte pesos, las chelas veinticinco pero casi nadie las compra. La mota, lo que cuesta es el trabajo de ocultarla porque la revisión a la entrada ha sido minuciosa, pero por lo que se puede olfatear en el antro se deduce que más de uno logró pasar sus leños o su hitter, y se fuma más o menos abierta y libremente en el área frontal al escenario, donde los B-Boyz forman círculos para hacer sus quiebres, sus aspas de molino, sus poppings y lockings.7 El dance-floor está caliente, cubierto con humo de una mota que quizá no sea la “crónica” del Dr. Dre en California, pero seguro es zacate fresco, oaxaqueño o michoacano.

Cuando Ari comienza a tocar, los B-Boyz ya no tienen espacio para sus acrobacias pues la gente se empuja contra el escenario, emocionada. Esta rapera mulata no ha sido distribuida en México por disquera comercial (o independiente) alguna. Su fama se debe a la piratería comercial y privada, al MP3, a los discos quemados que pasan de mano en mano como recomendación entre amigos, a los CDs piratas que vienen con todo y la portada y la contraportada originales, hasta con las letras (cosa que el CD original no ofrece), y que se pueden comprar en Tepito, en el mercado de la Bola, en Santa Cruz, en Xochiaca.

Los presentes conocen bien el trabajo de Ari, rapean al unísono sus letras, gritan los coros, se emocionan con “éxitos” que no han nacido de hit parade alguno más que el de la voz en boca, “radio bemba” como dirían los cubanos y los argentinos. La misma Ari parece sorprenderse de que la conozcan tanto en un país en el que nunca antes ha estado.



bojorquez-teoshia04.jpg—¡Joder! Me encuentro en México, tío, y no me lo creo. ¡Estoy en México, coño! —grita emocionada entre dos canciones, como si se hubiera ganado un viaje todo pagado en un programa de concursos. Y a final de cuentas algo así es lo que le pasó, pero no por azar o por contestar acertijos, sino por el respeto que rimando ha conseguido esta MC de origen caribeño, quien sacó su primer maxi-single en 1998, su primer disco, Gancho Perfecto, en 1999, y en el 2001 su segundo CD, La Fecha.

El nombre del juego es Hip-Hop, y su centro como dijimos, se llama respeto.Y éste se obtiene a través del trabajo, de las “batallas” que se dan en paredes para “escritores”, en pistas de baile para B-Boyz, con “tablas”8 para DJs, y con micrófonos para los MCs:

Tan sólo sé que de heroína sólo tengo una: yo y nada más que yo,/ pues ya ves aquí estoy, sin envidias ni avaricias,/ orgullosa de lo que soy. A la mierda con los héroes fuera de serie,/ con heroínas que te influyen con lujosas vidas, dime/ ¿dónde están cuando me encuentro sola/ dónde están cuando las cosas no funcionan?/ ¿Dónde están, eh, dónde están, dónde, coño dime, dónde están?

Al final del concierto, a manera de despedida, Ari toca dos anchores y por supuesto, cumple con un rito canónico de cualquier concierto de Hip-Hop que se respete: el free-styling, el zipher,9 el palomazo. En esta ocasión con los anfitriones mexicanos: suben al escenario MC Luca, ahora de La Vieja Guardia y antes del desaparecido grupo Chilangos; MC Azteca, directo desde Neza y quien a mi parecer es el mejor improvisador chilango que hay por el momento; así como Ximbo, representando a las raperas mexicas y al grupo Magisterio, cuyos flows10 se pierden un tanto al cantar con un micrófono ecualizado previamente para un potente barítono hispano.

El concierto termina y la gente sale ordenadamente hacia la tarde sabatina, hacia el calor asfixiante de la primavera y el estío. Abordando autos, peseros y patinetas, regresan por las arterias citadinas hasta sus hogares o a seguirla en otra party, ya sea en el mero culo de la ciudad, o más para arriba, en la cabeza del gran cadáver viviente en que se ha convertido esta enorme México-Tenochtitlan.

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Dibujos de Hugo Pérez Gallegos, Escuela Nacional de Artes Plásticas

 

1 Tags y bombas son dos “categorías nativas” de los grafiteros para designar, respectivamente, a una firma poco o medianamente elaborada.
2 Otra categoría nativa: i.e. grafitero.
3 Comunicación personal con Venus, veterano grafitero defeño ahora radicado en Querétaro, que durante su época de mayor actividad (a mediados de los noventa) fue “rey” del sur-oriente de la Ciudad de México.
4 Chris Parker (KBS-One), en: www.templeofhiphop.com
5 Crew: grupo de grafiteros, B-Boyz o raperos.
6 Goku es el protagonista de una serie japonesa de dibujos animados; Manga es el nombre de un estilo de tiras cómicas de origen nipón que, aunque ahora se editan y crean en otros países, siempre deben respetar un particular estilo genérico, muchas veces de corte erótico.
7 Dos categorías nativas más, pero ahora pertenecientes al campo del breakdance, que indican estilos de baile con movimientos robóticos y ondulantes, respectivamente.
8 Es decir, tornamesas.
9 Sesión de improvisación en la que los MCs compiten entre sí, en duelos verbales que pueden ir de lo amistoso hasta lo confrontativo.
10 Flow, lit. “flujo”. Se usa para hablar sobre el “fluir” de las rimas de un MC.