Su cerveza era luminosa barriga tibia su boca húmeda repetidora de Barco ebrio mientras yo amarillo me hundía sí roedores dorados me dispersaba sobre su colchón escuchando de su lengua a mi oído el agua verde más dulce que las manzanas ácidas en la boca de un niño dormido e inconexo me rendía a ojos cerrados para no reconocerme puñado ciego de trigo al viento ofrecerme a su boca declamadora de rodales azules de vino trastocando el ancla y el timón
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Te imagino Luis ebrio de cerveza fría y estoica la Piaf te canta a lo lejos al tronar tu cráneo sobre la rancia duela de tu cuarto Estás solo o con Jesús tu pareja dando vueltas en círculos epicentritos en la maratón que entona la Piaf La carrera sigue y la Piaf va a la delantera pataleando una canción de los años cuarenta mientras la rueda de roedor no deja de girar y girar y girar Ella la Piaf escondida vuelta añicos en la bocina de la radio entona disonante un oscuro himno de aves de mal agüero que asciende tu temperatura al sol
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Para ser tu doliente he tenido que sacarte de la carnicería donde te tenían empaquetado Y con la vehemencia de quien vende ungüentos prodigiosos he hablado de ti lo que antes ni atreverme — sí cobarde sí arrepentido — y he prendido listones rojos a tu playera y fotografías de niños extraviados con alfileres a tu pantalón He rellenado tu boca con fotocopias de salmos para que todos sepan Luis lo bondadoso que fuiste Te he colocado en un altar para que me encuentres vestido de negro arrojándote piedras En un pedestal te puse mártir vuelto de cabeza para que me arranques de este espanto y me regales San Valentín de Porres un milagrito Amén Amén Hazlo ya
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Jesús entre los pasillos de cloro predica el partido de fútbol irremediablemente perdido desde el medio tiempo de tus 33 años Las enfermeras antisépticas y luctuosas desinfectan del piso tu ósea imagen milagrosamente aparecida esparcida charco espeso de cloro blanco
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Para ti Luis las prístinas enfermeras coordinadas en la coreografía del te quiero más que a mi vidallorona van sobre el filo de los patines que raspan el frío por el que tiritas Ahí va ballet de glóbulos blancos salta y gira en piruetas para preguntarte qué más quieresQuieres más
Sergio Loo (Ciudad de México, 1982). Es autor de Claveles automáticos (Harakiri, 2006) y Sus brazos labios en mi boca rodando (FETA, 2007).