Con esa voz tan tersa de la rubia
que a quien la escucha con rotundo swing
pide caer en amor —sea lo que sea—,
y refuerza el pedido con caricias
al blanquinegro mueble de su música;
con aquella vehemencia que asegura
ser hecho cada cual sólo para ella,
¿qué se puede decir?
Que somos todo oídos es apenas
una aproximación de lo que puede sucedernos
por cada rendida rugosidad de la piel.
¿Responderle que sí?, cuando se sabe
que cada acorde, que cada sílaba
detona los suspiros más allá de los cientos de miles
de inútiles garitas que los tiempos pusieron.
Ella y yo nos amamos,
es toda la verdad
que suena por el aire congelado
durante un poco más de cuatro minutos.
Deincidencias
En el afán contrito de llegar,
de hacer camino el rumbo simplemente
(prisa: agujas punzando), más de una vez
han sido nuestros pasos la negrura melliza
de otros pasos revueltos,
de otro cauce dormido; nuestros ojos
han copiado al acaso otras miradas
y colmados
serán nuestros oídos del estruendo incansable
de aquel necio camino que al fin se ha de quebrar,
ahítas sus baldosas con el ir y venir
de los mismos distintos de su cauce,
que suceden mil veces día tras día:
nos vamos repitiendo lo de siempre
como si nunca hubiera sucedido.
Raúl Eduardo González (Ciudad de México, 1971). Es profesor investigador de la Escuela de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Morelia, Michoacán). Ha publicado diversos libros y artículos sobre temas de poesía folclórica mexicana, además de los poemarios Kenia (La Máquina del Tiempo, 1998), Cuando de los lustros (Colectivo Artístico Morelia, 2002), Granadas de Santiago (Taller Martín Pescador, 2002), Caprichosa marea de la memoria (Jitanjáfora/Red Utopía, 2002) y Tu ausencia y otros versos (Praxis, 2008).