Punto de partida 167 está dedicado a la nueva poesía del estado de Veracruz, seleccionada y presentada por el también poeta Alejandro Albarrán Polanco. Esta muestra tiene la particularidad de que el antólogo pertenece, en oficio, edad y origen, al grupo que antologa. Es, digamos, un implicado, y opta entonces por presentar un amplísimo abanico de voces que se vislumbran en el panorama poético de su estado. La vastedad de poetas escogidos por Albarrán nos permite también apreciar una gama de influencias que van desde, según el antólogo, “el Neruda más amoroso hasta el Parra más anticlimático”, y aquilatar ciertas constantes formales comunes también a sus coetáneos de otras latitudes —intertextualidades, hermetismo, sátira, aventuras formales. La selección de autores es variada en cuanto a trayectoria profesional: Albarrán apuesta por la obra y no por el poeta, y ajeno a las fichas biobibliográficas de sus antologados, hace convivir en estas páginas a escritores que ya tienen camino andado con otros en plena formación, lo que enriquece el contenido y nos permite trazar, incluso, una línea cronológica que va de la mano con ciertas influencias.
En su texto de presentación, Albarrán discurre sobre la situación de la poesía en el país y alude a los análisis de poetas de la generación precedente, como Luis Felipe Fabre y Óscar de Pablo, quienes se han ocupado del tema; señala tendencias, critica el marcado centralismo imperante en el medio y los “prestigios” otorgados muchas veces en función de premios y becas. Y como respuesta, presenta a estos 18 autores, nacidos entre 1974 y 1991, originarios de la región o avecindados en ella (como es el caso de Reyes Isven, Reyes Rojas o Amado Peña), cuya poesía germina al cobijo de una fuerte tradición poética. Habla del sur, entendido éste como punto cultural y no geográfico —la geografía oficial ubica a Veracruz más bien en el este del país—, con todo a lo que esta ubicación alude en el imaginario del lector.
La intención del antólogo es también mostrar algo de las influencias de estos autores, y recurre así a dos poetas, señeros en el estado, lejanos entre sí cronológicamente —Ramón Rodríguez y José Homero—, quienes ocupan esta vez nuestro Árbol Genealógico. Así, la sección funciona como una suerte de entrada a la obra de estos jóvenes que abrevan o no de la tradición, pero que se han nutrido con la obra de estos poetas y de otros veracruzanos como Francisco Hernández, José Luis Rivas o Silvia Tomasa Rivera. La muestra se acompaña con las reproducciones de aguatintas y litografías del artista visual Nicolás Guzmán, a quien agradecemos encarecidamente su colaboración en este número
Carmina Estrada
|