No. 144/CUENTO BREVE |
|
El semidesnudo señor de la ventana |
Carlos Alvahuante Contreras |
Facultad de Filosofía y Letras, unam |
|
Se quitó la corbata. Con la otra mano abrió la puerta del edificio. En las escaleras rumbo al primer piso se desabotonó la camisa. En el segundo piso dejó el cinturón como cáscara de serpiente entre los escalones. Cuando llegó a su departamento, ubicado en el cuarto piso, ya no traía zapatos ni calcetines. Ni pantalones. Semidesnudo, entró en el departamento y cerró la puerta tras de sí.
Ya en la recámara, abrió el clóset y comenzó a descolgar los trajes. Los fue apilando sobre su antebrazo izquierdo con todo y ganchos, tal como los iba sacando. Luego se dirigió a la ventana de la sala, aquella que daba a la calle. La abrió con algunos esfuerzos y miró hacia abajo. El primer traje que voló fue de color azul. Le siguió uno gris: el saco se separó del gancho en medio de una de las piruetas, por lo que planeó con más libertad hasta caer sobre el puesto de periódicos de la esquina. Los trajes, de todos colores, se sucedieron en un desfile aéreo. Algunos peatones se detuvieron y echaron un vistazo hacia arriba, hacia la ventana desde donde un hombre, semidesnudo, les sonreía.
Lo siguiente que lanzó fue un sillón de color verde. La gente que estaba en la banqueta alcanzó a correr justo a tiempo. Unos cuantos carros se frenaron a media calle: los conductores asomaron la cabeza y levantaron las miradas. El hombre, semidesnudo, los saludó desde la ventana del cuarto piso con un movimiento lateral de la mano derecha. A continuación voló un horno de microondas, que cayó sobre el toldo de un carro. Volaron también algunas enciclopedias: uno de los volúmenes rebotó sobre la cabeza de un perro. |