SIMULAR LA MUERTE
no está resoplando en nuestra nuca,
con su aliento fétido y misógino
mientras escribimos versos cursilones y mediocres.
Pensar que no pertenecemos a un único territorio,
alzar alto el cuello viendo al futuro,
para no tener que mirar nunca al inicio.
Fingir fingir fingir abrir los ojos sin despertar.
Cruzar los brazos mientras las imágenes se derrumban.
La noche vendrá a cobrarnos el precio de la indiferencia,
en medio de un cúmulo de malos presagios
y quizá continuemos cerrando los párpados, la tráquea, las venas,
soñando un poco que no existimos en un árido paisaje rojo
en fantasmas sin saber que lo somos
y echar sólo bocanadas de aliento, fétido, sin darnos cuenta.
LA MUERTE PROLONGA TODO
es martes y estoy fuera de tiempo y espacio,
en este lugar del mundo no transcurre algo más que la estática,
un aire espeso, aletargado.
Llueve, llueve como si algo se hubiera roto,
el frío cubre los rincones de la casa y todo parece tener sentido,
es el mismo frío que se siente por dentro.
Por aquí pasó la muerte, dejó su evidencia,
el rastro de olor triste, oscuro.
Una sombra abraza su cama ya abandonada,
ha dejado ese aroma a olvido.
Todo se ha detenido,
y pienso que afuera también es igual,
que la gente debe estar detenida
llorando por mis muertos,
sin entender esa libertad que debe ser morir.
CUÁNTAS VECES CAMBIAMOS DE SENTIDO ESAS CALLES, CORAZÓN.
Pretendíamos que nadie lo notaría,
pero el caos que somos lo alcanzó todo
los amores fugaces, nuestra piel, tu sangre.
Más valía habernos quedado en aquel mar frío,
en donde la luz resplandecía como sólo en el sur hace,
en ese puente que cruzamos cada día
donde el mar nos cubría las espaldas.
Ahora estamos como en el inicio
atravesados en una pared, oscuros, con la mano al aire,
la mía,
con un sabor asfáltico de ruinas,
con mi rostro y tus bombeos apenas.
Lento.
El tiempo se detiene, apenas si te reconozco.
Tenue, un rayo de luz atraviesa tus ojos
que entrecierras con un gemido
tus labios quieren decir algo
pero sólo atinas a irte, a vengarte,
a vencerme.
|