Los poemas son artefactos de canto y cuento, que diría el Antonio Machado, cacharros útiles para la vida.
Loqués remansarse
Aparqué.
La luz, el odio, el agua, las almendras, todo
bien.
Le tiré poco a poco y para arriba
por justo el espaldar de la cantera.
El sol pegaba limpio y norte el aire.
Cernícalos y ortigas. Y alpechín.
Eché toda la tarde allí, bailando.
A la vuelta dos búhos
por los balates últimos al ras se me cruzaron
y un sapo justo en medio del carril ya bajandillo
vi.
Y eran ya muchos cruces, demasiados.
Después supe que sólo eran los justos, que
la vida en
fin, que ya está.
Le eché el freno de mano lento al coche,
abrí, bajé, la luz no sé si estaba
de brecha o si eran sólo
las cortas de los faros ni
por dónde supe yo que algo venía
pasándome en el cuerpo desde por la mañana, pero
la cosa es que de pronto
allí de pie
mientras yo le cantaba para que se cruzase a
la cuneta del lado de la acequia
ya era el sapo que yo supe al ralentí
y supe en otra forma de los pájaros,
del sol y de la luna, de tanto brote aún verde,
tan sin flor, de lluvias cuándo y cómo y
de las balsas de alpechín tan negras que
de noche ya y
camino de la casa serenándome al volante
los pulsos tan livianos de la vida
pude ver una vez más pero llegándole distinto a
las otras cosas esas de la ciencia y la razón
que no sé yo si son tan importantes ya.
Logré dormir tras cuatro noches huecas. Me lavé.
YO ME AROMO DE ROMERO
tras la lavarme la cara
y aunque me maten me vuelvo
de la noche a la mañana
miseria de la filosofía de la miseria
odiados y asesinos mandatarios
del uno y grande imperio de este mundo
no traten nuevamente de embaucarnos con
de dónde venimos adónde vamos —ya basta pues
son otras las cuestiones pero —claro
cuestiones insidiosas
que a todo bicho humano
que se precie de tal por lo de bicho y
también por lo de humano
le pueden pero rápido los nervios
dejarle destrozados que se dice
si es que algo más de bicho
que de humano cabrón le late dentro y son las únicas
las únicas cuestiones posibles contra el miedo
que a todas nos habita y va minando
amadas y cadáveres del mundo
en qué quedamos qué vamos a hacer
Luis Melgarejo. Licenciado en filología hispánica. Ha publicado dos libros de poesía: Libro del cepo (Hiperión, 2000), con el que obtuvo el XV Premio de Poesía Hiperión, y Los poemas del bloqueo (Granada Literaria, Ayuntamiento de Granada, 2005), título merecedor del II Premio de Poesía Zaidín-Javier Egea. Poemas suyos han sido recogidos en las antologías Veinticinco poetas españoles jóvenes (Hiperión, 2003) y Andalucía. Poesía joven (Plurabelle, 2004). Vive en su pueblo.