No. 140/POESÍA 

 

 José Cabrera
(Jaén, 1977)

 


Poética

Hubo un tiempo en que el silencio dejó paso a la escritura, condensándose una poesía cognoscitiva y libertaria, exis-resis-tencia, inquieta de corazón y coraza, en un devenir no ajeno al mundo y al com­promiso del hombre con su tiempo: arma cargada de futuro contra el fundamentalismo en cualquiera de sus múltiples máscaras pos­mo­der­nas.

 

 

Prolegómenos épicos para momentos de crisis
Monólogo del presente y el pasado
punto de partida 140

 

punto de partida 140 

 

Genoameba humano


II
Monólogo del alma



El interrogante, llamémosle alma,
pregunta, ignorado por diosa Genética:
—¿Seré paramecio
o ameba imperfecta?…
¿Seré genoameba de gen cancigénero
o genoartificio producto de ciencia?

Batines de blanco, en montaje perfecto
al tiempo que visten las almas de externas
corazas,
sueñan
efigies de verde en oro engarzado
(casualmente al suelo se arrojan aquéllas
que van sin dinero).

En “Ser o no ser” no reside el dilema,
el Hamlet veintiuno ha cruzado este límite
sin ética,
con dines
sin dones. Y nadie medita en la esencia:
La Ciencia no hace a los hombres más libres.

 

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Contra aritmétrica


Soneto doble en el que el literato muestra su crítica jocosa
y hace de su capa en-sayo sobre la rítmica con auxiliares acentos ternarios

 

 

Dicen algunos doctos que es medida
matemática, simétrica, isócrona,
la métrica. Cabestros o cronistas

vírgenes de ardor vital. Dicten normas
sobre ruïnas endecasilábicas
mientras otros abrasamos la fronda

con tormentas de luz ácida. Al cuerno
la clepsidra que desorienta y que cuaja  
las estelas de la mar, por ejemplo:
Y abrirás, como siempre, la ventana

de tus ojos de estatua y el acento
será mejilla sin sombra ni ramas,
casi rosa tu azucena y el gesto
aura sin normas rígidas ni usadas.

Ama tu ritmo y rima tus amores
silenciosamente el cielo de astros,
limpio en azul formará sus cohortes
no como tumba o carga de tus manos.

Arderás de alboradas ónix, óbice,
sólo indómitas espumas en blanco
y el ala herida de los ruiseñores
sueñan tu voz de ceniza y tu canto.

Anuncia el corazón mudable el ritmo
de tus latidos a séptima áspera
para volver a sexta. Es el destino

director de las normas. Los poemas
no son cuestión de tambores homónimos
a unos dedos pulsantes de aritmética. 

 

 

 

Jerusalem


                                   Si escuchareis mi voz y observareis mi pacto, seréis para mí entre
                                    todos los pueblos la porción escogida ya que mía es toda la tierra
                                                                                                                    Éxodo 19, 5


1967: Ved esta herida afilada de pánico
verde y abierta, sin vistas la habitación de las lágrimas. Treinta noviembres de oasis
amurallados hacia el horizonte y ocho veranos de azul sin zafiros.
Todo parece invisible-mente cercado: jazmín, dátil, latido, milano,
bajo la piedra, de aroma distinto y consonante respuesta. Entre Sócrates
de peregrino y pregunte las diferencias al muro, roca o sepulcro, epinicio
para turistas perplejos. 2005 se cierra con ojo oceánico

y en 2006 en cinema vuelve la estrella de John Wayne, el cowboy mesiánico,
en arrabales de flores que esperan baño diario de sangre volátil
—sin media noche vencida—, junto a su liga de muslos áureos ya que no tranquilos.
Nunca merezcan tus ojos su opaco prisma. Sin duda, los indios ha izado
con otra voz, ha dejado en la reserva sus plumas, toda sospecha… En el cónclave
arde alegría y contento. Y pregunto contra el azul, contra la panacea,
quién paraliza los días, hielos de allende en oriente, cómo parar el volcánico

mar de esta sangre, el eterno retorno de la corola a la tierra, del adánico
que sustituye los nombres para cribar los albores, a tu medida un bonsái.
Nunca merezcan mis ojos tu muro si tu memoria no fuera latido
y tu tragedia celada. Todo se queda en silencio: Entra en la escena Pilatos.






José Cabrera. Li­­cenciado en filología hispánica y en teo­­­­ría de la lite­ra­tura y li­teratura compa­rada en la Uni­ver­si­dad de Granada, y lector en la Universidad de Bei­jing, Chi­na. Ha pu­blicado los li­bros de poesía Sombra des­ha­bitada (Jaén, 2003, XII Premio Anual para Escritores Noveles) y Fanales entre el agua (Gra­na­da, 2003, VIII Premio Ge­nil de Lite­ra­tura). Ha par­ticipado en las pu­bli­cacio­nes y eventos poé­ticos Granada. Ojos del sur. Artes vi­suales y literatura del siglo XXI (2005, trad. al inglés y francés); las Jor­na­das his­pano-palestinas de poesía jo­ven (2005, trad. al árabe); Antología de poe­sía por el 50º aniversario de la con­ce­sión del Nobel a Juan Ramón Jimé­nez (2006, en prensa) y Vozetos. Cuaderno de poesía (2001). Ha colaborado en di­ver­sas re­vis­tas de poesía: El Trovador, Con­tra­tiem­po, Extramuros, El Caracol de Faro, Entre Ríos… En algunas de sus in­­ves­tigaciones reflexiona acerca del poe­­ma en prosa.