CAIGO.
Vestido de novia.
El agua no me jala
ni me empuja.
Soy yo el que caigo
y todo el aire dentro de las capas
y capas de tela y más tela del vestido
disminuye la velocidad con que caigo
sumergido.
Caen conmigo ocho juegos de vajilla
todos iguales,
todos sucios.
El agua les arranca las sobras de comida
pero no los lava.
Les arranca los excesos de salsas
para que lleguen más rápido
al fondo
donde imitarán corales muertos
y mosaicos polvorientos.
Finas hileras de aceite doran la escena,
un poco nada más,
mientras buscan la superficie.
Veo el turrón desprenderse de los platos
asquerosamente bello
—vómito
espiritual—,
prendiéndose en mi velo.
De las copas, se escapa el vino.
De los vasos, la gaseosa.
Los desperdicios de ensalada suben;
suben los restos de mayonesa,
las migas mojadas de pan sin dirección,
las burbujas.
Sube mi reflejo en las burbujas para explotar
arriba.
Me fijo y soy un monstruo
marino.
Lo parezco y soy
un monstruo.
Los peces han venido
a ver mi caro banquete
escapar.
Los peces
se comen las últimas migajas en mi vestido,
se empiezan a comer los hilos
y se acercan más
a mi piel,
a mi pelo,
se lo van comiendo y se comen mis pestañas,
el color miel de mis ojos y el verde,
el pene,
la piel,
la carne desangrándose,
los intestinos amarillos,
el cerebro palpitante.
Los peces
me devoran
y me hacen más grande.
Ahora soy enorme,
más que nunca.
Soy del tamaño de la distancia que los peces recorran.
Soy del tamaño de la distancia de los lugares donde los peces
me caguen.
Soy del tamaño
de la distancia
que abarque mi esencia
diluida en el agua.
Soy del tamaño del mar.
Soy del tamaño del mar que fotografiás.
Soy del tamaño del mar donde te bañás
desnudo. —
(Del libro inédito Las arpas.)
MI HIJO
es mi niño, mi novio;
es mi padre, mi marido;
es mi amante, un hombre, un niño.
No es mi tío.
Es mi sobrino.
Mi primo no es mi tío,
es mi amante, mi marido, mi padre
es mi vecino.
Mi padre
es mi asesino.
Mi novio,
hombre así nacido,
es mi esposo, mi primo,
es mi amigo.
Es un niño mi abuelo,
es mi hijo no nacido,
es mi maestro,
representante de los desvalidos,
de los menos favorecidos.
Mi marido es mi marido.
Mi marido es hombre, niño.
Mi novio es mi padre,
es mi amante,
mi asesino,
mi amigo.
Mi hijo es mi novio mi padre mi
amante.
Mi niño es asesino.
Mi padre desvalido
es mi amante por vencido.
Mi hijo es mi cantante favorito. —
(Inédito.)
el agua – el sonido – el aire
un muchacho se sienta a la orilla del país y se siente bien
quizás en la orilla de la playa no se siente tan adentro
quizás sabe que el agua que lo baña no está dentro de la linea del mapa dibujado mentalmente
imagina que la frontera del sur termina en la arena
que la frontera es aguada y no detiene
que la frontera se diluye con el paso de las piernas
y por eso entra a la sal con lodo y por eso se siente
ve el mar
no sabe que añora
se mueve igual el mar
igual que antes de que los hombres comenzaran a moverse
y él
hombre
se queda quieto cuando lo ve
porque sin saberlo respeta el movimiento que precede al suyo
que el suyo es el más nuevo
de los movimientos que se imponen
dentro de las fronteras
no sabe que el sonido es otro mar
no sabe que también son olas las ondas
que golpean su espalda como el agua
que le dibuja la luz
la luz de la ola
el dibujo de la ola
parece que piensa frente al mar
en la imagen
parece que piensa
porque se intuye solo
reciente
reducido
la arena le mancha un pie
la sonrisa le mancha la cara
la fotografía le mancha el cuerpo
y a pesar de las manchas
irrumpe
el aire toma su forma
como con todas las cosas
y lo dibuja completo
para poder verlo
esto es todo lo que pasa en el mundo
reflejado en los ojos
la tristeza es acentuada
porque contrasta la felicidad del cuerpo enfrente
la lágrima ajena describe
el ojo frente a él lo contiene
—
esto es todo lo que pasa en el mundo
la poesía sólo vale si se limita a describir
(Inédito.)
Nadie. Artista multidisciplinario. Publicó el poemario Aun los espacios vacíos tienen aire (CCESV, 2009) y ha aparecido en antologías como Una madrugada del siglo XXI (Vladimir Amaya, edición de autor, 2010) y 1.000 millones (EMR, 2014), esta última publicada en Argentina. Ha expuesto su obra visual en el Museo de Arte de El Salvador; Teor/éTica, San José, Costa Rica; Instituto de Visión, Bogotá, Colombia; y El Museo del Barrio de Nueva York, entre otros. En 2011 recibió la Residencia Artística para Creadores de Iberoamérica y Haití en México (FONCA-AECID). Nadie es Javier Ramírez.
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