TRECE NARRADORES DE CHIAPAS (1978-1994)/No. 196


 

Sin límite de tiempo



Marcelino Champo

Tuxtla Gutiérrez, 1983

 

La noche de un sábado, mi padre nos echó de la casa. Recuerdo sus ojos al momento de decirle puta a mi madre, recuerdo sus manos cerradas con odio, con rencor, con la tristeza que sólo un perdedor puede comprender. Mi madre, mis hermanos y yo nos fuimos con la abuela; no llevamos nada, sólo una maleta con algo de ropa. Mi madre sabía, yo sabía, todos sabíamos que el enojo de mi padre era fugaz, que después de la borrachera pediría perdón, y nosotros cruzaríamos la puerta con la misma maleta y la misma esperanza de que nada volvería a pasar. Pero la esperanza suele ser un callejón sin salida. Esa noche, como muchas otras, mientras íbamos por aquel camino empedrado, vi la luna, parecía el ojo de un gigante que se asomaba desde la oscuridad, una mirada que llegaba para presenciar el destino.

Cuando cumplí diez años mi padre me llevó por primera vez a la lucha libre. “Mira, Chavita —me decía—, los técnicos son muy putos, los cabrones son los rudos. Ya ves, hacen lo que quieren y muchas veces ganan, pero los otros tienen que quedar bien con la gente y hacerse los héroes, ¿y pa’ qué?” Yo nomás lo escuchaba, sin decir nada. Así era el viejo; por eso, cuando lo veía venir desde la esquina con la camisa desfajada, la cabeza hacia abajo y sin la corbata, daba por hecho que en ese momento mi padre era de los rudos y que presenciaríamos sus embates como un montón de ovejas arrinconadas contra la pared.
 

 

 

Del libro Héroes y leyendas (Public Pervert, 2015).
 

Marcelino Champo. Es narrador y artista escénico. Ha colaborado en revistas como Paso de gato, El bistek y Penumbria. Ha sido becario del Foesca en la categoría Jóvenes Creadores en 2001 y del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) en 2015. Ha publicado Cuentos para matar corderos (Public Pervert, 2014) y Héroes y leyendas (Public Pervert, 2015).