EL RESEÑARIO / No. 198


 

Un solo vaso de agua alumbra el mundo



Diego Vázquez


Andrés Sánchez Robayna,
Variaciones sobre el vaso de agua,
Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2015, 132 pp.

 

 

Un producto artístico —pintura, literatura, fotografía, etc.— es un panorama en el cual se presentan en armonía elementos que, individualmente, parecerían ser mudos. Descomponer una imagen resulta en la privación de significado que los elementos tienen en una secuencia, y es justamente esta secuencia la que seduce en una obra poética. Sin embargo, lo que sí es posible es aproximarse al panorama puesto ante los ojos de diferentes maneras. Variaciones sobre el vaso de agua es, justamente, una aproximación propuesta entre muchas otras; es la observación de un elemento del panorama en relación con el panorama mismo. El panorama es el mundo; el elemento, el vaso de agua.

Un solo vaso de agua alumbra el mundo. Variaciones sobre el vaso de agua abre sus páginas a un mundo iluminado por la refracción de la luz en el agua y en el vidrio que distorsiona las imágenes en un juego de sombras y luces, de contrastes. Esta composición es, por sí misma, una variación de la reflexión ante la pintura y ante el poema, de la perspectiva ante el objeto y ante la imagen.

El motivo de la aproximación presentada en este breve compendio de ensayos, fotografías, pinturas y poemas es el vaso de agua. Objeto cotidiano, imagen causal y elemento oculto, el vaso de agua es cuestionado. El autor propone un análisis de las imágenes poéticas que hablan silenciosamente. El vaso de agua, siempre presente y constante, es una de estas imágenes que hablan pero que pasan desapercibidas en el mundo de lo usual y en el arte mismo. La cuestión se cierne al preguntarse: ¿qué dicen cuando hablan?

El compendio alumbrado por Sánchez Robayna se compone de dos partes. La primera es una articulación de veinticuatro ensayos que se preguntan por el significado, influencia y poética del motivo “vaso de agua”. La segunda es un archivo de poemas y de imágenes poéticas de autores y artistas de corrientes y tiempos diversos —incluyendo dos breves textos del propio autor— que tienen como eje central al mismo elemento.

En sus ensayos, el escritor canario propone un juego dinámico de contrarios. Luces y sombras, sólidos y líquidos, vacío y plenitud, son las articulaciones que le permiten alumbrar el motivo que lo guía y, a la vez, problematizar su presencia y uso en el arte. Repetitiva y constante es la aparición del motivo en la poesía literaria y visual; variada y destellante, su recurrencia parece exigir atención de los teóricos que se preguntan por aquellos contextos líricos. Es por ello que autor apela a la filosofía de lo poético a prestar toda la atención al vaso de agua pues este motivo ha de serle de interés al pensamiento sobre la imagen y sobre el poder que ésta tiene sobre su psique. La pregunta que parece guiar al autor es por el modo de interpretar los valores tan diversos que un motivo —como el del vaso de agua— es capaz de engendrar y de poner en la conciencia.

Sánchez Robayna hace un breve recuento histórico del simbolismo con el cual carga la imagen poética del vaso de agua. Desde la Grecia antigua hasta el haiku de los años sesenta, pasando por la herencia cristiana y la fotografía, el vaso de agua se carga de significaciones diversas y, en algunos casos, contradictorias que hacen de él un elemento recurrente en la psique. A su vez, se pregunta por los valores que adquiere en su momento de insurgencia el motivo. La imagen del vaso de agua es la imagen de la apacibilidad y de la modificación; es aquello que refresca el espacio y que aclara. Al mismo tiempo, es la imagen de la transparencia y de la creación; imagen de la quietud e imagen de la violencia en potencia. Es una superficie en reposo y, a la vez, es la contención del movimiento; ola encerrada y cascada presa en las copas vítreas. Es la detención del flujo y es el aplomo; es la intersección e irrupción del hombre en el estado de naturaleza. En suma, el vaso de agua es corporalidad de la vida y de la luz. Es un límite indistinguible y frontera imaginaria entre el líquido y el cristal; por ello, el vaso de agua es indisociable en “vaso” y “agua” pues se funden en uno mismo. No quieren implicar estas cualidades que el autor enumera más que el misterio que encierra la imagen poética del motivo elegido. En consecuencia, parecería que el autor busca, más allá de voltear la mirada a todos los vasos de agua reproducidos en el arte, invitar a la atención en los pequeños discursos ocultos en el panorama, a fijar la atención en el detalle para descubrir cómo estos motivos tan particulares iluminan al mundo.

Fijar la atención en los detalles es una tarea que se impone en este análisis puntual de las variaciones y modos en que el motivo se ha expresado en la producción artística de, al menos, tres siglos. Y es sólo atendiendo a estos detalles que la empresa que motiva a su investigación puede lograrse; habría de poderse habitar la imagen, dejarse llevar por ella, conocer sus múltiples caras y facetas para, haciéndola perceptible, dar cuenta de su verdadera significación. El texto invita justamente a hacerlo de este modo, a hacer visible al vaso de agua hasta en sus menores detalles para entenderlo.

A su vez, poner atención al contexto implica entender la significación que al motivo se le da en un momento histórico y en un discurso de las intenciones particulares del autor. Sánchez Robayna busca entender cómo es que el objeto cambia y, al mismo tiempo, es el mismo; cómo es que el valor del vaso de agua muta en correspondencia al ámbito preciso en el cual se concibe. Sabe el autor que, en última instancia, no busca el desentrañamiento del sentido del motivo particular que lo ocupa y es por ello que propone en su obra una inmersión en el agua contenida del vaso, un adentrarse y habitar en su misterio.

Pero, ¿qué relevancia tiene el estudio del particular motivo elegido? El vaso es instrumento, una herramienta necesaria para el hombre civilizado; por su parte, el agua es el elemento que da vida y que, en ausencia, la quita. Es por esa condición de ser indispensable que el conjunto “vaso de agua” se revela como un tema de imperante atención. Además, el autor confiere un halo de misterio al motivo. Incapaz de revelar sus secretos, sugiere esbozar las consecuencias que su imagen conlleva. Así, el vaso de agua sirve como elemento para explicar una realidad específica, para alumbrar el particular mundo de Andrés Sánchez Robayna..



Diego Vázquez. (Ciudad de México, 1994). Estudió Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Formó parte del proyecto de ayudantes académicos, siendo profesor adjunto de la asignatura de Estética. Ha publicado en medios de difusión cultural como el Programa Cultural Tierra Adentro y la revista Revés Online. Actualmente colabora en proyectos de investigación en el área de estética, ética y teoría del arte.